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Visitar un zoológico en familia es una experiencia que, además de ser entretenida, permite a los más pequeños aprender sobre la diversidad animal y despertar su curiosidad por el mundo natural. Sin embargo, un zoológico en China ha sido protagonista de una polémica que ha generado indignación y preocupación por las prácticas poco éticas que empleó para atraer más visitantes.
En el zoológico de Zibo City, en la provincia de Shandong, se llevó a cabo un engaño que no pasó desapercibido: en un intento por hacer pasar a los burritos como cebras, la administración del lugar pintó sus cuerpos con rayas blancas y negras. El fraude fue rápidamente detectado por los visitantes, quienes comenzaron a tomar fotos y a difundir las imágenes en redes sociales, generando un aluvión de críticas.
La indignación no solo se debió a la deshonestidad del zoológico, sino también a la preocupación por el bienestar de los animales. Muchos se cuestionaron si la pintura utilizada podía resultar tóxica para los burritos, lo que avivó aún más el debate sobre las malas prácticas de algunos zoológicos. En respuesta a las críticas, el personal del zoológico afirmó que la pintura empleada no era tóxica para los animales, aunque la controversia no se detuvo allí.
El zoológico justificó su decisión asegurando que las cebras están en peligro de extinción y, por lo tanto, resultaban peligrosas para tenerlas en cautiverio, sugiriendo que los burritos eran una alternativa más segura. Sin embargo, esta justificación no calmó la indignación de los usuarios en redes sociales, quienes insistieron en que el bienestar animal debía ser la principal prioridad.
Este caso no es aislado. Apenas unos meses antes, el zoológico Qinhu Bay Forest Animal Kingdom, en la provincia de Jiangsu, fue noticia por una práctica similar, donde pintaron perritos Chow Chow con rayas naranjas y negras para hacerlos pasar por tigres. Además, el zoológico de Taizhou, también en Jiangsu, causó controversia al presentar perros como osos panda.
La polémica sobre estas prácticas ha reavivado el debate sobre las responsabilidades de los zoológicos, especialmente en un contexto donde la educación y el respeto por la vida animal deberían ser la base de estas instituciones. Sin duda, estas situaciones no solo cuestionan la ética de quienes gestionan los zoológicos, sino que también generan serias preocupaciones sobre el trato y bienestar de los animales en cautiverio.
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