En una sorprendente declaración durante una conferencia de prensa este domingo, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, aseguró estar dispuesto a dimitir si esto resultara en un acuerdo de paz para Ucrania o en la incorporación del país a la OTAN. Esta inesperada propuesta dejó en claro su disposición a poner el bienestar de su nación por encima de su continuidad en el poder.
Zelensky, quien asumió la presidencia en 2019 tras una carrera como comediante, manifestó: “Sí, lo haría con gusto, si es por la paz de Ucrania”. A sus 47 años, el mandatario dejó claro que nunca fue su “sueño” mantenerse en el poder por un segundo mandato de cinco años. “Si es necesario que deje esta silla, estoy dispuesto a hacerlo, y también podría intercambiarla por la membresía de Ucrania en la OTAN”, afirmó con firmeza.
Además, Zelensky expresó su deseo de reunirse con el expresidente estadounidense Donald Trump antes de una posible cita entre Trump y el presidente ruso Vladimir Putin. “Debemos reunirnos y hablar del acuerdo sobre los minerales con Estados Unidos”, comentó Zelensky en Kiev, resaltando la importancia de que este encuentro se produzca antes de cualquier conversación entre Trump y Putin.
Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania en 2022, Zelensky ha sido una figura clave en la política internacional, realizando frecuentes viajes a Washington, DC, y recibiendo apoyo militar significativo por parte de Estados Unidos, que ha destinado casi 66 mil millones de dólares en ayuda. Sin embargo, el expresidente Trump ha declarado su intención de recuperar esos fondos mediante acuerdos para explotar los recursos naturales de Ucrania, lo que podría ser un punto central en las negociaciones futuras.
La postura de Zelensky ante este complicado escenario pone de relieve no solo su enfoque pragmático y comprometido con la paz, sino también la importancia de la OTAN como pieza clave en la seguridad de Ucrania. ¿Estará dispuesto el presidente ucraniano a sacrificar su cargo por el futuro de su nación? La respuesta a esta pregunta podría definir el próximo capítulo del conflicto en Ucrania y su relación con las potencias mundiales.
