Alberto Patishtán está libre, al fin. Tal como se anunció, al mediodía de ayer en conferencia de prensa Miguel Ángel Osorio Chong hizo efectivo el indulto. Una liberación necesaria, pero bajo un esquema que jamás deberá entenderse como un recurso que supla las tantas fallas en el sistema de impartición de justicia de nuestro país.
Y es que ejemplos hay demasiados. Desde los muy particulares, como aquel documentado por Roberto Hernández en Presunto culpable, donde se ven clarísimos los huecos por donde la ley deja entrar tantas inconsistencias mediante las cuales es posible sentenciar a un inocente. O aquellos otros, totalmente anónimos, de los que no nos enteramos, pero que tienen a sus afectados esperando por justicia.
Pero también hay acontecimientos que se inundan de atención, ya sea por su gravedad o por los personajes que se ven involucrados en ellos. Ahí esta el Lobohombo y el News Divine, trágicos episodios que en su momento se volvieron en causas: se realizaron operativos para revisar las instalaciones de lugares de entretenimientos (bares, antros y cantinas). Veíamos entonces clausuras al por mayor; algunos establecimientos fueron cerrados por no contar con las medidas de protección civil básicas —letreros, extintores, puerta de emergencia— y entonces conocimos las mafias de los llamados “giros negros”.
Lo mismo sucedió con el terrible incendio en el Guardería ABC en Hermosillo, Sonora. A la muerte de los pequeños, le siguieron semanas, donde autoridades y personajes políticos presumían que se realizarían operativos, censos y demás auditorías para conocer el estado del resto de las guarderías subrogadas del IMSS.
Diputados, senadores, integrantes de partidos políticos. Todos ellos, personajes que siempre se cuelgan de hechos como éstos: promueven iniciativas para que episodios así no se repitan y advierten que se llegará “a las últimas consecuencias”. Pero jamás pasa nada, el tiempo sigue su curso y la búsqueda de justicia continua.
Ayer se manifestaban los padres de los 49 pequeños que murieron en los hechos de la Guardería ABC, llevan más de cuatro años exigiendo que el caso encuentre responsables. Llegaron a las instalaciones de la Procuraduría General de la República, no fueron recibidos porque Jesús Murillo Karam se encontraba en Cancún, en la reunión de procuradores. Una puerta cerrada tras otra, así han sido estos años para estos valientes padres que no cesan en su búsqueda de justicia.
Así con la Guardería ABC, también así con el News Divine, el Lobohombo y cuantos casos más. El camino a la justicia está escrito en las leyes, pero la brecha para que sea una realidad es tan grande, que por eso los gritos y manifestaciones, que van en su busca, no se detienen.
No es lo ideal para el poder judicial, que cuando se hable de él, sea por la ausencia absoluta de lo que tendría que ser su recurso más importante, la justicia.