Orizaba.- De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), entre 2007 y 2016 fueron asesinados 4.87 menores de 19 años por cada 100 mil, es decir, que en una década murieron en situaciones violentas 21 mil 301 jóvenes y niños. La Ciudad de México ocupó el primer lugar en casos, seguido por Chihuahua, Estado de México, Guerrero y Sinaloa.
Sin embargo, este es un problema que también enfrentan Veracruz, Nuevo León, Tamaulipas, Jalisco, entre otros.
Dichas cifras podrían aumentar dramáticamente en los próximos años porque se vive en una sociedad que copia conductas, con pequeños que tienen al alcance de sus manos tecnología que corrompe su inocencia, así lo consideró el representante de la asociación “Sendero de Vida Namac”, Apolinar Gálvez Garduño.
Al conmemorarse el Día Internacional de los Niños y Víctimas Inocentes de la Agresión, manifestó que es urgente que las autoridades pongan atención a esta situación, pues un pequeño puede sufrir todo tipo de violencia, desde la falta de educación, hasta la alimentaria, violación, bullying, maltrato físico, verbal, emocional y espiritual.
Agregó que “todos los niños que entran aquí es porque reciben violencia de diferentes líneas”.
Indicó que se han dado casos en donde al niño le dan todo y lo “quieren meter a una casa hogar o a un albergue para demostrarles algo o castigarlos.
Puntualizó que desde ese momento el menor ya está recibiendo dos tipos de violencia: Uno por no enseñarles y otro por quererlos castigar, “cuando realmente ellos no tienen la culpa”.
Dijo que México es un País que imita otras conductas o modas, un problema que se ve reflejado en las intenciones o proyectos a futuro de los infantes, pues el 80 por ciento de ellos carece de padres o está al cuidado de una madre soltera o de sus abuelos, y en situación de pobreza.
“Son descuidados en su educación y la formación de sus metas. Ellos quieren una vida fácil”, lo que consiguen a través del robo, la venta de sustancias prohibidas u otras actividades que les den dinero de manera inmediata.
Mencionó que mediante las actividades de capacitación y orientación en escuelas de la Sierra de Zongolica y en las faldas del Pico de Orizaba se ha podido observar la prevalencia de los usos y costumbres de apartar a la niña que ya ha sido negociada o intercambiada por objetos. Además, por cada escuela, dos o tres mamás viven esta situación.
