Orizaba.- “No vengo a ordenar ni a imponer, sino a servir, pido alegría y servicio de los sacerdotes, que se sumen los laicos y religiosas en esta nueva etapa de la historia de salvación de la Iglesia”, manifestó el obispo, Eduardo Cervantes Merino, al tomar ayer posesión de la Diócesis.
En su mensaje a los seminaristas les pidió que no tengan miedo ni se confundan, porque Dios no les pide estar a la fuerza.
Fue a las 12:00 horas cuando don Eduardo tomó posesión de su catedral y se convirtió así en obispo de la Diócesis de Orizaba, presidió su primer Eucaristía en en el recinto de San Miguel Arcángel.
Más de dos mil personas acudieron a la toma de posesión y el obispo los invitó a caminar juntos en esta Iglesia de Orizaba. “Tomemos en serio nuestro llamado a ser servidores del pueblo de Dios, pues en esto se ejercita nuestra respuesta al Señor, en la capacidad de servicio. Oren por mí para que sea siempre fiel al Señor y a todos ustedes, el pueblo que se me ha confiado”, expresó.
Don Eduardo Cervantes Merino fue ordenado obispo por la imposición de manos del nuncio apostólico en México, Christophe Pierre, el jueves, pero ayer fue cuando tomó posesión de la Diócesis.
Una emotiva procesión que salió desde la parroquia de San Juan de Dios y llegó a Catedral fue oportunidad para que el nuevo guía católico fuera bendiciendo y saludando al pueblo.
Obispo carismático
Un obispo carismático y muy sencillo alcanzó a ver la publicidad de su llegada y dijo: “Ahí estoy”, luego saludando sobre Madero a comerciantes, peatones y empleados que salían a su paso a pedir su bendición, a manera de broma también les expresó que regresaría para aprovechar la promoción de tortas.
Lo acompañó el equipo de Liturgia del Seminario, el presbiterio y fieles que le dieron la bienvenida en el templo.
En la Catedral ya lo esperaba el párroco Antolín Bernardi Castelán y los vicarios e integrantes del Colegio de Consultores, quienes le entregaron un crucifijo y dieron la bienvenida al que es el templo sede de la Diócesis e ingresó al Sagrario, donde tuvo un momento de oración, posteriormente presidió su primera Eucaristía.