Un análisis adecuado y razonado de lo que ha pasado desde los asesinatos de la Narvarte, nos debe llevar a entender el juego del gobierno federal y del gobierno del D.F. respecto de ese asunto, que combinado con los asesinatos suscitados en Orizaba días después, han resultado muy convenientes para distraer a la opinión pública nacional, lo cual de entrada, nos ofende como ciudadanos pensantes.
Ofende también que las organizaciones no gubernamentales –de cuyo nombre no quiero acordarme-, sólo se preocupen por las muertes de aquéllos que ejercían el periodismo, y por el resto de los fallecidos nadie se preocupe y mucho menos por sus familias.
De entrada, independientemente de lo folclórico para la picaresca nacional que significa que se interrogue a un gobernador, a un secretario de seguridad pública o a un ex secretario de seguridad pública, lo verdaderamente importante se deja de lado, con la eterna distracción de la opinión pública nacional, que sigue fielmente los chismes de barrio, en lugar de prestar atención a lo verdaderamente importante.
En el asunto de Orizaba, que es lo más cercano, deberíamos de preocuparnos por las muertes de todos los que allí fallecieron. Un ser humano ejecutado, sea miembro de una banda delictiva o no lo sea, tiene derechos fundamentales, y el primero es el derecho a la vida. De los dos presuntos delincuentes nadie se preocupa, y mucho menos del joven mesero, ese que trabajó toda su vida para lograr terminar una carrera y apoyar en la manutención a su madre, quien lo vio morir en sus brazos.
Todos los grupos de defensa de periodistas, cuando se les cuestiona respecto de apoyar a la familia del mesero, se desentienden del asunto, como si eso no les produjera beneficios, y como si sólo la búsqueda de beneficios mediáticos y hasta económicos fuera lo único que los motivara. Quizá allí esta el quid de muchas de esas organizaciones.
En ese caso, -el de Orizaba-, es claro que ante la supuesta guerra de bandas que enfrentamos en la región, puedan presentarse ese tipo de sucesos, que todos esperaríamos que fueran erradicados pronto. Y siempre habría que hacer responsables a los encargados de la seguridad, quienes se escudan en que no pueden poner un guardián a cada ciudadano, pero se olvidan de que hubo épocas en que esto no sucedía, lo cual implica que sí se puede resolver el problema de inseguridad, y ellos (los responsables en el sector público) algo están haciendo mal. Pero de allí a achacar cada desgracia del país a Peña o a Duarte, hay una gran diferencia. Pues sí bien, son responsables de la seguridad de sus gobernados, no se les puede achacar la responsabilidad directa de la muerte violenta de cada ciudadano.
En el caso de la Narvarte, el asunto está tomando un cariz totalmente ajeno a gobiernos y gobernantes, a pesar de los deseos de que otra cosa suceda dentro de los criterios de la población mal informada y desconocedora de los detalles que han sido informados día con día.
Baste comentar que hay una seria sospecha de asuntos de narco menudeo. Y está claro que no iban por el periodista pues su presencia en el departamento fue totalmente incidental y casi de mala suerte, pues entraron cuando supuestamente él estaría en otro lado, pero se regresó al departamento por un olvido, y le tocó estar dónde no debía en el momento equivocado.
En este asunto, se deja de lado la muerte de las mujeres, es decir feminicidios, y sobre todo, a nadie le ha importado la muerte de la más inocente de todas las víctimas presentes, que es la trabajadora doméstica. De ella, así como del mesero de Orizaba, casi nadie habla y nadie se preocupa ni ocupa.
Mientras eso sucede. Llevamos dos semanas con la caja china de Veracruz. Sabiendo que no requieren ni necesitan defensa (ni me interesa defenderlos) ni Duarte ni Bermúdez, tenemos que ubicar la magnitud de los hechos y comparar con el escándalo mediático, para entender si es con interés de distraer o de verdad merece tanta atención.
Asesinatos de ese tipo ha habido muchos. Y no se les ha dado tanta publicidad. A partir de este argumento, real y por todos conocido, pensemos ¿porque? A este asunto sí, y la respuesta es muy clara porque sirve para distraer a la opinión pública. ¿De que?, pues de asuntos que quizá no importen nada para la vida de la nación como: Ayotzinapa, Tlataya, la casa blanca, y tonterías sin importancia como la devaluación del peso mexicano, y sus efectos a mediano y largo plazo. El estancamiento económico. La línea doce del metro y el gran fraude en el DF. Y eso es una pequeña lista de los beneficiados con distraerlo a usted. Si seguimos, podemos irnos a la falta de justicia a nivel nacional y estatal, la fuga del Chapo, etc., etc., etc.
Con lo anterior, podemos ver, que hay muchos interesados, en los primeros niveles de poder, de distraerlo a usted, con la búsqueda de justicia en el asunto de Narvarte. Algo que no se ha probado, se ha dejado entrever, que es la posible culpabilidad de Duarte, Bermúdez o cualquier otro de aquéllos a quienes se ha citado a declarar, pero en realidad, sólo se ha atendido a las ONG´S que insisten en preguntar y tratar de relacionar al gobierno de Veracruz con un asesinato múltiple en el D.F. que pinta más como un asunto de narcomenudeo. Yo me pregunto, que va a pasar cuando al final de las investigaciones resulte que el crimen no tuvo nada que ver con Veracruz, con su gobernador o sus funcionarios. La respuesta es clara, a la mayoría a esas alturas ya no le va a importar, pues habrá otra caja china distrayendo a la opinión pública nacional. Y a los pocos que les interese que Veracruz y su gobernador sean declarados culpables –aunque las pruebas muestren lo contrario-, siempre les quedará la posibilidad de afirmar que todo fue un arreglo cupular. Que el PRI lo protegió, o cualquier otro pretexto, no fundado en la realidad.
Si por el contrario, el asunto toma una dirección a Xalapa, entonces la justicia habrá triunfado. Esto dirán los enemigos de Duarte. Pero siempre nos quedará la duda. Sobre todo, porque cada vez que filtra algo la procuraduría capitalina, aleja más el asunto de Xalapa, y lo acerca más a los bajos fondos de la ciudad de México.
Todos los beneficiados, secretarios de estado, presidente, el jefe de gobierno del D. F., ejército, etc. Todos tienen la ventaja de que han tenido dos semanas de reposo en su desgaste ante la opinión pública. Incluso el problema de la CNTE en Oaxaca, el IEEPO, en fin. Para que seguir. Las cajas chinas en su apogeo, comenzando con lo del piojo, que no dio para mucho, pero esto de la Narvarte si da para más. Y mientras, nos entretienen también con el ¨calcetagate¨, tan de moda en estos días.
Nadie en su sano juicio podría oponerse a las investigaciones tanto de lo ocurrido en la Narvarte, como lo ocurrido en Orizaba. Es más, que bueno que se le presta tanta atención al primer asunto, para que cuando menos, ese crimen se aclare, ya que en México es rarísimo que un asunto criminal quede resuelto. De hecho quisiéramos que todos queden resueltos. Pero de eso a que nos manipulen, hay una enorme diferencia.
Usted puede pensar lo que guste, pero le sugiero que siempre preste atención, pues el colmo es que ahora no sólo manipulen sus gustos alimenticios (mediante anuncios y publicidad de todo tipo), su criterio moral (telenovelas, religión), sino también hasta sus pensamientos y análisis de lo que el gobierno o funcionarios hacen. Y sobre todo, que nos involucren en pleitos de elefantes, siendo nosotros hormigas. Hay pleitos de poder muy arriba de lo que nosotros no nos enteramos y tampoco entendemos, pero tratan de jugar con nuestro criterio, para golpear a quien a ellos les interese, o cuando menos para distraernos… Cuando menos que no nos hagan aplaudir a unos y abuchear a otros en beneficio de intereses ocultos.
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