Cuitláhuac.- Pese a las recomendaciones del Gobierno federal y de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), de evitar la venta de material explosivo como cohetes, palomas o cohetones, el mercado central de esta localidad se ha convertido en un polvorín, al albergar a cientos de vendedores de estos productos.
Sin embargo, la venta de estos artefactos, que son comunes por la temporada, no es el único problema que enfrentan los habitantes, sino también la instalación de puestos ambulantes propiedad de los comercios establecidos.
Así, en la avenida 3, la calle 1, la 5 o a los costados del zoco, se pueden notar decenas de mercaderes que se tomaron las banquetas y apoderaron de las calles donde se estacionan los vehículos.
“Por temporada alta el municipio nos dejó poner una lona y agarrar la banqueta y la calle, pero la gente puede pasar, aunque con cuidado para no estropear la mercancía, para eso le pagamos un extra a comercio”, dijo una vendedora de peluches.
De esta forma es como laboran dentro del municipio de Cuitláhuac y es que mientras que los comerciantes ocupan calles y avenidas sin el control necesario y otros más expenden material explosivo con permisos pagados en la regiduría, los funcionarios gozan de sus altos sueldos y aguinaldos.
JosÈ Vicente Osorio
Vargas
EL BUEN TONO