Córdoba.- Tejer es más que ganchos y agujas, pues es una terapia para quienes han sufrido una fractura en mano o muñeca, así como quienes incluso padecen de depresión, un ejemplo de ello es el grupo de la profesora Martha Patricia Alcaraz, integrado por 35 tejedoras.
Son dos grupos y en estos participan unos cuatro varones, quienes al lado de sus compañeras y unos tres niños, se han integrado como una nueva familia, donde reciben apoyo y aprenden una actividad que les permite hacer blusas para sus familiares e incluso venderlas.
Lupita Carrillo ayer estaba tejiendo con su grupo en el parque del Quinto Centenario, al que se integró hace 6 años. Se incorporó a éste luego de que le detectaron osteopenia y depresión, ante una recomendación médica, como terapia ocupacional.En este grupo también participa Luz del Carmen Rueda, quien se fracturó una mano y durante cinco meses pagó 150 pesos por día de terapia, la que cambió por tejido. Con 90 pesos compra su bola de estambre para hacer una blusa, chaleco y le sirve de terapia, a tal grado que ha recuperado la movilidad de su mano.
Otro caso es el de Esperanza León Baizabal, quien se multifracturó la mano y debido a ello le colocaron tres clavos y desde hace un año ejerce terapia a través del tejido.
Así también, Judith Navarrete ingresó a esta actividad debido a que sufría depresión luego de que sus hijos se casaron, pues aun cuando su esposo está a su lado se siente triste o sola, por lo que se integró al grupo de tejido que hoy se ha convertido en una nueva familia para ella. La profesora Martha Patricia Alcaraz manifestó que en el grupo aprenden a tejer collares, sandalias, blusas, trajes de baño, sobre todo, bolsas y otros artículos que pueden ser para uso personal o para vender. Este grupo tiene más de ocho años y, como ayer, salen a tejer al aire libre para distraerse o realizar parte de la práctica que necesitan.