¿A que ni saben mis queridos lectores? Hace quince días me subí a la “Estrella de Puebla” esa enorme rueda de la fortuna instalada en el corazón de la ciudad angelina, capital del estado del mismo nombre, atractivo número uno actualmente y orgullo de los poblanos; pues las expresiones de admiración de los paseantes al bajar son unánimes, la experiencia es fascinante.
¿Y qué creen? este domingo me subí al controvertido teleférico orizabeño y la estrellita poblana no se compara para nada con éste. La vista de la ciudad desde las alturas es increíble, el traqueteo de la cabina al pasar por cada una de las torres me despertaba un ligero hormigueo en la espalda y aumentaba la emoción. Al llegar a la estación de recepción en el cerro una sorpresa mayor: ¡Un paradisiaco lugar! con bellas cabañas, hermosos miradores, numerosos lugares en donde comer diversos antojos, la parte histórica como lo son las ruinas del fuerte, y muchos senderos que recorrer. ¡Como dije, un paseo de primer mundo! Y para que se muerdan la lengua aquellos aprendices de agoreros que pronosticaron una debacle, tuvimos que esperar una hora para acceder a la cabina, dado las enormes filas de usuarios.
Ah pero… esos horribles peros: Abajo en la estación de recepción los clásicos gandallas burlando el turno de los que respetuosa y resignadamente esperan, amparados por los alcahuetes de siempre: los controladores del acceso a las cabinas que consciente o inconscientemente lo permiten. La gente no es tonta, se da cuenta y con razón se molestan (¿Acaso éstos no pueden controlar el acceso de las personas con el número progresivo de los propios boletos?) ¿Y arriba? las irresponsables madres permitiendo que los chiquitines y aún ellas mismas pisoteen las plantas colocadas a la vera de los andenes. La falta de agua en los servicios sanitarios. Y algo que no puedo dejar de mencionar: algunos visitantes de a pie con terribles pitbull paseándose con estos peligrosos perros sin bozal, muchos de ellos con evidentes curaciones de heridas producidas en probables recientes peleas. (¿Cuándo entenderán las autoridades que pasear un perro de este tipo sin el equipo protector necesario, es igual a que alguien se pasee con una pistola amartillada en la mano?).
Aunque no estoy muy de acuerdo que se tome la medida de cobrar por el acceso a pie, considero que sí se debe tomar muy en serio el control de los visitantes. Recuérdese que la mayoría de los incendios en todas partes del mundo, son ocasionados principalmente por colillas de cigarros tirados irresponsablemente.
¡Claro, estoy seguro que pronto se irán puliendo todos estos detalles! y cuando esto suceda y pueda garantizarse e implementar el acceso nocturno. Tendremos UN HERMOSO PASEO DE PRIMER MUNDO.