Cuitláhuac.- Más de tres días sin luz llevan padeciendo vecinos de la avenida 3, por cambios en el cableado por la Comisión Federal de Electricidad que ha dejado daños irreparables en la economía de los comerciantes de la zona, aunado al cierre de la circulación que realiza la actual administración para el mejoramiento del pavimento, tomas de agua domiciliarias y otras acciones que llevan más de un mes.
Tan sólo la semana que concluyó se pudo notar el cierre de tortillerías, talleres, centros de cómputo, tiendas de refrigeración, consultorios y farmacias, debido a la falta de energía eléctrica, lo que pone en jaque la economía de los vendedores que esperan se terminen los trabajos que inician desde las 04 de la madrugada y terminan entrada la noche.
“Estamos cansados que vivimos sin luz, no se pude vender nada, las cosas se están hechando a perder, tomamos la determinación aquí en la casa de irnos con mi mamá y guardar allá todo lo del refrigerador, de otra forma nos la pasamos hirviendo toda la comida para que no se llegue a agriar, pero es algo insoportable, al principio pensamos que sólo sería un día pero ahora no hay para cuándo terminen”, reiteró la señora Laura.
En la fonda de la comerciante de nombre Guadalupe, ubicada en una pequeña plaza comercial las cosas son similares, pues al no contar con energía eléctrica deben consumir otras cosas como hielo e incluso acudir con vecinos u otras viviendas a moler jitomate y licuar algunos alimentos que deben entregarse en el día, lo cual les incrementa el costo y disminuye ganancia.
“Estamos muy afectados con la tardanza de la obra y ahora con lo de la luz cada vez vamos peor, nos están dañando mucho y nadie nos viene a avisar cuándo terminan o qué tenemos que hacer, al contrario, estamos desorientados”, refirió la comerciante.
La misma queja se encontró en una tortillería de la avenida 3, en el que para surtir y ni perder el día, se acoplaron con otra fábrica que les pudiera expender el producto a cambio de un incentivo económico y así brindarles a los clientes el servicio, aunque a lo largo del día tuvieron que esperar tres o cuatro veces.
“Ya vino cuatro veces el motociclista, sobre todo porque es la hora de la comida, se acaba el pedido y otra vez llamamos para que nos manden otro poco y ahí nos la llevamos, todo sea por no perder la clientela”, añadió.
José Vicente Osorio
EL BUEN TONO