En un nuevo episodio de la creciente guerra tecnológica y táctica entre Rusia y Ucrania, drones ucranianos lanzaron un ataque nocturno contra la planta química Aleksinsky en la región de Tula, a unos 200 km al sur de Moscú. Este ataque apunta a debilitar las capacidades militares de Rusia mediante el sabotaje de fábricas clave que producen pólvora, municiones y otros materiales esenciales para las fuerzas rusas. Según una fuente del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), este tipo de operaciones busca reducir la capacidad de Rusia para sostener sus operaciones militares contra Ucrania.
El Ministerio de Defensa de Rusia respondió asegurando que sus defensas antiaéreas lograron derribar 50 drones ucranianos durante el fin de semana en siete regiones diferentes, reportó la agencia de noticias rusa Tass. Pese a estos intentos de defensa, Ucrania parece comprometida en su estrategia de atacar objetivos industriales rusos, incluyendo almacenes de armas y aeródromos militares, para debilitar la logística de las tropas rusas y contrarrestar la superioridad numérica y de equipamiento de Rusia en el campo de batalla.
Ataque masivo con drones sobre Moscú: tensión en la capital rusa
El conflicto escaló aún más cuando Rusia informó de un ataque masivo con drones sobre Moscú, el más grande contra la capital rusa desde el inicio del conflicto en 2022. Este ataque, que provocó el cierre temporal de tres aeropuertos y dejó a una mujer herida, fue contenido parcialmente por la defensa antiaérea rusa, la cual derribó 34 drones en la zona de Moscú, particularmente en los distritos de Rámenskoye y Domodédovo. Los ataques también causaron daños materiales en varias viviendas, exacerbando la sensación de vulnerabilidad en la capital rusa, un objetivo poco frecuente en el conflicto hasta ahora.
Mientras tanto, el este de Ucrania sigue siendo escenario de intensos combates, con más de 170 enfrentamientos en las últimas 24 horas según el Estado Mayor ucraniano. Las fuerzas rusas avanzan en la región de Donetsk, intensificando su ofensiva con bombardeos y artillería pesada, lo que obliga a Ucrania a adaptar sus tácticas defensivas y buscar formas de interrumpir la logística rusa mediante ataques estratégicos con drones y sabotaje en territorio ruso.
Impacto en la guerra y en la resistencia ucraniana
Los ataques con drones ucranianos dentro de Rusia representan una nueva fase en la guerra, llevando el conflicto más allá de las fronteras ucranianas e introduciendo una dinámica de presión constante sobre la infraestructura rusa. Con los ataques concentrados en objetivos de alto valor militar, Ucrania busca no solo debilitar a su adversario, sino también ganar tiempo y apoyo logístico en su propio territorio. Este tipo de ofensivas asimétricas podría ser crucial en un conflicto que se ha convertido en una carrera de resistencia y de adaptabilidad táctica.
Este desarrollo podría marcar un punto de inflexión en el conflicto, mostrando que ambas naciones están dispuestas a llevar la confrontación hasta el corazón de las infraestructuras estratégicas de su adversario, lo que plantea nuevos desafíos tanto para las defensas antiaéreas rusas como para la resistencia ucraniana en su tierra.