Córdoba.- “Sería irresponsable fomentar la proliferación de este tipo de lugares que no cumplen con las normas esenciales para operar y se pueden convertir en un riesgo para la salud”. Ésta es la risible justificación que el alcalde Tomás Ríos Bernal ofrece, no solo para cerrar el albergue “Mascotitas”, sino para dejar completamente en la calle a José Luis Rosendo Pérez “Chocolate”, un hombre que ha dedicado su vida a rescatar animales en situación de calle. Si vendiera relojes, probablemente también se los mandaría quitar.
En lugar de apoyar esta labor, que en realidad es competencia de Salubridad y no de un particular de 70 años, prefiere cerrar el albergue. ¿No sería más prudente revisar y componer esas medidas de sanidad que, dice, nos van a ocasionar enfermedades? ¿Hay presupuesto para aumentarse el sueldo y no para este tipo de obras?
No conforme con su decisión, el Alcalde también ha despojado al señor de la concesión para trabajar atendiendo los baños públicos, un empleo que le permitía solventar los gastos para mantener a los animales que recuperaba de la calle, una calle a la que ahora ha sido literalmente aventado. Esperamos que ya esté conforme.
En un comunicado, el Alcalde afirmó que el cuidado de los perros callejeros debe hacerse en instalaciones adecuadas, con personal capacitado y bajo un estricto control sanitario. ¿No puede adecuar las instalaciones?, ¿es muy caro capacitar a quien se ha dedicado toda la vida a cuidar animales?, ¿a qué pariente le va a concesionar las nuevas instalaciones que dispondrá para estos fines?
Nos parece, y seguramente también ustedes tienen esta percepción, que en el Ayuntamiento están jugando carreritas a ver quién hace más estupideces en el menor tiempo posible.
En las redes sociales le exigen al mandatario que se ponga a trabajar y no a estar viendo a quién “molesta”, que se dé una vuelta por las calles de la ciudad, pero no por el Centro Histórico, que vaya a las colonias de la ciudad que dice gobernar, que sea testigo del estancamiento y la realidad de los cordobeses, y a esa exigencia del pueblo, El Buen Tono suscribe.
De la Redacción
El Buen Tono
