Los algoritmos y los sistemas de inteligencia artificial tienen, en muchas ocasiones, un aura de neutralidad. Algunas veces tiene que ver con una cuestión publicitaria: hace falta vender que son infalibles, objetivos y útiles. En otras ocasiones tiene que ver más con el papel que le otorgamos a la tecnología y con una relación mitológica según la cual “la máquina no se equivoca”. Sin embargo, cada vez hay más investigaciones que desmontan esta idea.
Con este objetivo de “humanizar la tecnología” y por tanto analizar cuáles son las cuestiones no neutrales que suponen construcciones culturales, una de las investigaciones más recientes ha sido publicada por la Unesco (con apoyo del gobierno de Alemania y como parte de EQUALS, una alianza público-privada que busca luchar contra las desigualdades de género en el mundo de la tecnología).