En un significativo encuentro durante la ceremonia de reapertura de la catedral de Notre Dame en París, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, saludó al presidente ucraniano Volodímir Zelenski. Este encuentro resulta crucial, ya que pone de relieve el enfoque directo de Trump hacia el conflicto entre Ucrania y Rusia, a diferencia de la administración de Joe Biden, que ha optado por un constante envío de ayuda militar y financiera a Kiev.
Trump ha sido un firme crítico del gasto masivo de EE.UU. en Ucrania, especialmente los miles de millones de dólares destinados a la ayuda militar. Durante su campaña, prometió que, de ser elegido nuevamente, pondría fin al conflicto “en 24 horas”, una propuesta que ha generado mucho interés debido a su enfoque pragmático y negociador. A pesar de la resistencia de algunos sectores, Trump ha sido claro en su intención de poner fin a la guerra sin más dilaciones, buscando una solución que beneficie tanto a Ucrania como a Rusia.
La reunión, que originalmente estaba prevista como una serie de encuentros bilaterales, se convirtió en una reunión a tres bandas con el anfitrión, el presidente francés Emmanuel Macron. Esta conversación, que se dio en inglés y sin traductor en la sala, se organizó en el último minuto, según fuentes diplomáticas francesas, y permitió a los tres líderes discutir los próximos pasos en el proceso de paz.
Al llegar al Palacio del Elíseo, Trump mostró su habitual estilo de cercanía y cordialidad al abrazar a Macron, con quien ya se había reunido durante su primer mandato en la Casa Blanca. Zelenski, por su parte, calificó la reunión de “buena y fructuosa”, destacando que los tres líderes coincidieron en el deseo de que la guerra termine lo más pronto posible y de manera justa.
Este encuentro es un indicio claro de la influencia de Trump en el escenario internacional. Su promesa de buscar un arreglo rápido para el conflicto ucraniano es una señal de su determinación por acabar con los conflictos innecesarios y poner los intereses de EE.UU. primero, sin seguir el enfoque tradicional de intervención constante que caracteriza a la administración Biden.
Con su regreso a la Casa Blanca en enero, Trump tiene la oportunidad de redefinir la postura de EE.UU. respecto a Ucrania, poniendo fin a los gastos interminables y buscando una paz genuina y duradera. Este encuentro con Zelenski es solo el comienzo de lo que promete ser un enfoque más pragmático y efectivo para resolver uno de los conflictos más prolongados en Europa en los últimos tiempos.