En medio de las lluvias torrenciales que azotan el noroeste de Sudán del Sur, una tragedia ha sacudido a la región de Unity. Según fuentes oficiales sursudanesas, un total de 16 niños perdieron la vida en los últimos días al ahogarse en un pantano cercano al campo de protección civil en Bentiu.
El jefe del Comité Supremo para la Gestión de Campamentos de la región, Tong Dok, informó a EFE que estos menores se aventuraron en las aguas del pantano, utilizadas por las familias desplazadas para actividades cotidianas como bañarse y lavar la ropa. El incremento repentino del nivel del agua, resultado de las intensas lluvias, se ha señalado como la causa principal de esta tragedia.
El campo de protección civil en Bentiu, hogar de alrededor de 200.000 personas, incluidos refugiados sudaneses que huyen del conflicto en su país, ha sido testigo de esta terrible pérdida. Dok destacó que muchos de los niños que perdieron la vida no sabían nadar, lo que agravó la situación.
En respuesta a esta emergencia, las autoridades han desplegado un equipo policial para monitorear la zona y prevenir futuros incidentes. “El despliegue de una fuerza policial ayudará a evitar la pérdida de más niños pequeños que se cuelan en el pantano para nadar sin que sus familias lo sepan. Queremos que esta tragedia se detenga”, afirmó Dok.
Este trágico evento subraya la vulnerabilidad de las comunidades desplazadas en Sudán del Sur, enfrentando no solo los estragos de la guerra y el desplazamiento, sino también los desafíos derivados del cambio climático y la falta de medidas gubernamentales efectivas. Con más de una cuarentena de personas ahogadas en estas aguas desde 2020, es evidente la necesidad urgente de acciones preventivas y planes de gestión de crisis más efectivos.
Activistas y expertos medioambientales han advertido que las inundaciones de este año podrían afectar gravemente a gran parte del país debido a los efectos del cambio climático y la degradación ambiental, agravados por la deforestación descontrolada en la región. Estos eventos subrayan la necesidad de una respuesta integral que aborde tanto las necesidades humanitarias inmediatas como las causas subyacentes de la crisis.
