Los detractores del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, han profetizado siempre el fin de la globalización.
Parece que fue ayer, pero en realidad han pasado 20 años -se dicen fácil, pero en realidad es ya una vida- de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Dos décadas de que entró en vigor uno de los mayores instrumentos de los que se ha valido nuestro país para integrarse a la globalización.
“En términos de lo que un Tratado de Libre Comercio debe buscar -la promoción del comercio o inversión- los resultados han excedido con creces los pronósticos más optimistas. México, en estos 20 años, ha multiplicado por siete. Hoy exportamos a Estados Unidos alrededor de 300 mil millones de dólares, casi mil millones de dólares al día. Nos hemos convertido en el segundo proveedor en el mercado estadunidense, sólo China vende más que nosotros…”, me decía ayer en Hora Capital, Jaime Zabludovsky, uno de los arquitectos de este tratado, pues fue uno de los negociadores que nuestro país envió para la concreción del acuerdo.
El TLCAN, sirvió también de inspiración en otras regiones del mundo, para abrir sus fronteras y realizar tratados similares. México no sólo miró al norte, sino también al sur con otros países de Latinoamérica con los que ya ha firmado figuras comerciales muy parecidas. Sigue siendo el tratado más importante de nuestro país y marcó un antes y un después -por la inspiración de la que hablamos- en la historia económica del mundo: fue el primero de una historia que no ha dejado de expandirse en el mundo.
“El TLC fue muy influyente (…) cuando se concluyó la negociación en 1993, fue una señal muy importante que permitió que lo que estaba sucediendo en ese entonces, el TLCAN ayudó a destrabar la Ronda Uruguay del Gatt y la creación de la Organización Mundial de Comercio. Para México, fue muy importante por dos razones: constituyó un instrumento de política económica de largo plazo al congelar la apertura en un tratado internacional y hacerla irreversible y permanente, amplió los horizontes de planeación para los inversionistas nacionales y extranjeros, generando certidumbre económica al país; ayudó también a la transición política del país…
“Puso también a México en el mapa. La razón por la que luego pudimos firmar el Tratado de Libre Comercio con Europa y con Japón, fue gracias al TLCAN, que nos hizo atractivos para aquellos que se dieron cuenta que si no tenían un tratado de libre comercio con México, íbamos a tratar mejor a Estados Unidos y a Canada que al resto del mundo. Finalmente, contagió a la región: Chile, Perú, Colombia y Centroamérica siguieron el ejemplo de Mexico y hoy el Continente Americano se parte en dos tipos: los que tienen tratados de libre comercio como el de México y el resto de la región, los países del Atlántico que no han podido continuar con su integración”.
Los detractores del TLCAN, han profetizado siempre el fin de la globalización y hablando de este asunto, se han esforzado siempre en marcar los malos tiempos de una economía que, como la que tenemos, se obliga a atravesar. Sin embargo, lo cierto es que con todo y las crisis y recesiones, la región de América del Norte se sigue manteniendo en el mundo como una de las más sólidas del mundo, por algo los golpes se sienten, por supuesto, pero no como antes del tratado. Y la prueba es que es un esquema que ha sido puesta en marcha en muchas partes del globo.
Addendum: el juzgado XVIII de lo civil, del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal resolvió la demanda interpuesta por los familiares del desaparecido Juan Carlos Reyes Pacheco en contra de diversas personas físicas y morales que tuvieron que ver con la exhibición de la película Presunto culpable. La sentencia resolvió que no hubo daño moral ni se causaron daños ni perjuicios, absolviendo de cualquier responsabilidad al director y la productora de Presunto culpable. Quienes quisieron lastimar la imagen de Edgar Elías, el presidente del Tribunal, deben estar arrepentidos. Fue clara su imparcialidad. Y, más. Demostró su compromiso con la justicia y la libertad de expresión. Eso, siempre, es una buena noticia.