
De la Redacción
El Buen Tono
Orizaba.- Hoy, ante el escándalo por la muerte de animales en la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) de Orizaba, Juan Manuel Diez repite la misma estrategia de siempre: culpar a otros para ocultar su negligencia.
Lo que pocos recuerdan es que este modus operandi no es nuevo: desde hace décadas, su nombre ha estado ligado a escándalos de robo, tráfico de autos robados y facturación ilegal, donde también utilizó a terceros como chivos expiatorios para evadir la justicia.
El nombre de Juan Manuel Diez Francos, actual alcalde de Orizaba y empresario, está manchado desde hace décadas por su participación en uno de los escándalos más vergonzosos de corrupción: el robo, tráfico y facturación de vehículos robados, delitos que lo involucraron directamente con bandas de delincuencia organizada, exportaciones ilegales y fraudes masivos.
Aunque hoy intenta mostrarse como un político respetable, su pasado lo condena.
Grupo Diez,
negocio sucio
A finales de los años 90 y principios de 2000, Diez figuraba como director general del Grupo Diez, y fue señalado como parte de una red que facilitaba la venta y legalización de autos robados mediante la expedición de facturas falsas.
Las agencias del Grupo Diez, incluyendo Diautos –en el puerto de Veracruz–, amparaban con documentación apócrifa vehículos que habían sido robados en distintos puntos del país.
Estos automóviles eran posteriormente reemplacados en Veracruz y en otros estados, facilitando su circulación y su eventual exportación.
Entre los socios involucrados en estas actividades figuraban: Guillermo Rivas Díaz, ex funcionario de Cementos Veracruz (y ex alcalde de Córdoba, con quien recientemente grabó un video en el que supuestamente lo visitaba de sorpresa en su casa para invitarlo a ser candidato a la presidencia municipal de Córdoba por el PRI); y José Ramón Gutiérrez de Velasco, entonces alcalde panista de Veracruz. Ambos socios de Diez en Diautos, la agencia que funcionaba como fachada para operaciones fraudulentas.
