Por Catón / columnista
“Si quieres tú ser feliz / en forma reglamentaria / debes hacerte pendejo / por lo menos una hora diaria”. Sirva esa cuarteta chocarrera de epígrafe a esta columna… Un cierto amigo mío, hombre de mucha fortuna y de bastantes años, me dijo una vez: “He llegado a la edad del coche deportivo”. Le pregunté: “¿Quisieras tener uno?”. Respondió: “No. Te digo que he llegado a la edad del coche deportivo porque, mírame. Quemacocos”. Y se señaló la calva. “Llanta ancha”. Mostró los gruesos pliegues del abdomen. “El escape abierto”. Se apuntó a la parte posterior de su cuerpo. Y concluyó en tono de infinita tristeza: “Y la palanca en el piso”. Mi amigo se compró un elegante convertible.
Una mañana iba en él y lo rebasó por la derecha un tipo que manejaba un cochecito compacto ruinoso y deslucido, de modelo muy pasado. Mi amigo se encalabrinó. ¿Cómo era posible que se le adelantara un trasto así? Con cinco claxonazos –ta ta ta ta ta- le recordó la madre al atrevido conductor. Para su sorpresa y mayor indignación el del automovilito le contestó con otros tantos pitidos, con igual mentada. Se le emparejó y le hizo seña de que se orillara a la orilla, como solían decir los polizontes de Tránsito. El hombre del cochecito se detuvo. Lo mismo hizo mi amigo, que descendió de su lujoso vehículo al tiempo que se quitaba los lentes y el reloj en actitud de dirimir a puñetazos la cuestión.
Se abrió la portezuela del carrito y se desdobló de su interior un individuo que mediría 2 metros de estatura y andaría por los 100 kilos de peso. Mi amigo pesaba 55, y su estatura era un poco más de 1.60. Vio venir hacia sí a aquel endriago y al punto le preguntó al sujeto en tono de conciliación: “¿Se vale rajarse?”. Rió el hombrón, se subió a su cochecito y se marchó. Pues bien. Muchos han criticado a López Obrador por demostrar prudencia ante las nuevas ofensas que nos ha inferido Trump. Quisieran ver a nuestro Presidente en la actitud de aquel Pancho Pistolas, el gallo mexicano pendenciero y bravucón de la película “Los tres caballeros”, de Disney. Yo pienso que la postura de AMLO es la correcta, y que hace bien al no enfrentar a ese jaque baladrón y boquiflojo que es el magnate norteamericano.
Hay tiempo de tirar cohetes y tiempo de recoger varas. En otra época nuestro Gobierno podía regatear con Estados Unidos esgrimiendo el fantasmón del comunismo y haciendo la finta de que podíamos irnos por el camino de la izquierda. Hoy no existe ya esa posibilidad, y dependemos en mucho, por no decir que en todo, del País que para bien unas veces, y otras para muy mal, tenemos de vecino al Norte. Así las cosas es necesario en ocasiones, a querer y no, hacer oídos sordos a las insolencias del alardoso yanqui, pues los efectos de dar respuesta a sus bravatas serían catastróficos.
Puede llegar, es cierto, el momento en que sus descomedimientos se vuelvan intolerables y ya no se puedan soslayar. Entonces sí habrá que acusar recibo. Mientras tanto, es menester adoptar la postura de prudencia y contención que ha asumido López Obrador. Al actuar como ha actuado está mirando por el interés de México y de los mexicanos. Hace bien. A veces es mejor engansarse que engallarse… La esposa de don Cucoldo le dijo a su marido: “Se acerca tu cumpleaños. Ahora vengo. Voy a comprarte un regalo”. Manifestó el señor: “No necesito regalos. Lo único que te pido es que me ames y me seas fiel”. Después de una pausa, dijo la señora: “Ahora vengo. Voy a comprarte un regalo”…
Una mujer de la de vida airada abordó en la calle a Babalucas. Le preguntó: “¿Quieres fornicar?”. “Gracias –declinó el badulaque-. Ya tengo Master Card”… FIN.