La ejecución de nueve miembros de la familia LeBarón el pasado 4 de noviembre en Sonora, presumiblemente a manos del crimen organizado, generó una serie de reacciones del Presidente de Estados Unidos Donald Trump, legisladores republicanos y militantes del magnate estadounidense. Entre las más trascendentes se encuentra la intensión de reclasificar a los cárteles mexicanos como terroristas con el fin de combatirles militarmente como lo han hecho con Al-Qaeda, el Estado Islámico y otras organizaciones extremistas.
Aun cuando no se reclasifiquen a las organizaciones criminales como terroristas, el Gobierno estadounidense ya podría emprender acciones para limitar su avance en un frente: las redes sociales, que han servido como canal de reclutamiento, propaganda y comunicación del crimen organizado.
El empleo de las redes sociales como herramienta propagandística y de reclutamiento es un rasgo que el crimen organizado tiene con las organizaciones extremistas clasificadas como terroristas por EU. No obstante, las campañas emprendidas para combatir el terrorismo en la Red no han funcionado en las últimas dos décadas.