Firmeza excesiva en las ideas o intenciones aunque puedan ser erróneas; relacionado con la soberbia, petulancia, jactancia, engreimiento, arrogancia, altivez, pedantería; sinónimos: testarudez, contumacia, empecinamiento, porfía, tozudez, obstinación; Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.
Desde nuestra perspectiva, tal acepción hace que la persona menosprecie a la otra y la mire con inferioridad, niega la solidaridad con los demás, dificulta la armonía y la sana convivencia, es soberbia desmedida, con implicaciones poderosas en el desarrollo integral de la vida en el ser humano, alimenta la tiranía, envidia, ira, odio, acrecienta el empecinamiento y muchos otros sentimientos que impactan a nivel social o en cualquier escenario donde desarrollamos actividades públicas o privadas.
Con frases reiterativas como: “Siempre tengo la razón”; “logré lo que quería”; “Las otras personas saben menos”; “Primero yo, luego yo y luego también yo”; “Alabarse así mismo para hacer valer vistosamente su superioridad y buenas obras”. “Hablar en tono despectivo y mirando al otro con aire desdeñoso”; “Deseo desordenado de elevarse en honores y dignidades como en cargos o título”. “Todo lo que está alrededor lo merezco”.
No soy afecto en mis opiniones a señalamientos directos, pues siempre he considerado que quienes se toman la molestia de leerlas, son perspicaces, inteligentes, observadoras de los acontecimientos, con sentido común y lógicos por naturaleza, pero la indignación me empuja, en atención a los actuales eventos políticos internos del PRI, impuestos con “todo el poder”, por quien continúa diciendo que gobierna Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, supuestamente liberado de su mentor, y con eso el ejercicio de su propia voluntad, por ello arremete siempre que puede contra quien le ha puesto limites, considero, no sabe escuchar, no tiene la capacidad de entender lo que los demás dicen-… piensa que solo él tiene la razón.. y cuando se le mete algo en la cabeza lo quiere hacer como dé lugar… no le importa mucho la opinión del otro; no se me ocurre el análisis, desde mi perspectiva, de otro adjetivo calificativo sólo el de terco, (para no ser insultante).
Regularmente empleado para describir a la persona testaruda, empecinada, porfiada o tozuda, que tiene incapacidad de entender y atender razones a la hora de cejar en un empeño, sin importar las consecuencias que ello pudiera acarrear, el individuo terco.
Por lo tanto, se mantiene firme en una posición, no tiene en cuenta los antecedentes, la historia, comentarios, acontecimientos o las opiniones de los demás, convencido de lo que piensa y lo que pretende como un ser infalible.
Aunque la realidad le demuestra que está equivocado o que una situación no es tal como él cree, el sujeto terco insiste con su pensamiento o sus acciones y no piensa que quienes hoy lo llenan de aplausos, lisonjas, elogios y exaltaciones, se han distinguido por traicionar a otros y quien traiciona una vez, se le convierte en vicio.
Podemos confundirnos con las actitudes de constancia, persistencia y tenacidad, de acuerdo al contexto y las consideraciones de mujeres y hombres, que hasta hoy pertenecen al Partido Revolucionario Institucional, como el senador Héctor Yunes Landa, priista de sepa.
Republicano de convicción, forjado en el crisol de la cultura del esfuerzo, que ha demostrado perseverancia, firmeza y convicción, quien pese a las dificultades, sigue adelante con su proyecto, y con él “estamos listos”.
Hombre de compromisos, de coherencia con lo que piensa, dice y hace, como su oposición directa a la bursatilización como Diputado Local y Presidente de la Legislatura, en la oscura época del gobierno de Fidel Herrera Beltrán, que la lograra por el ejercicio de “todo el poder”, y el ser relevado del puesto, Héctor Yunes Landa, sin tapujos ha señalo la impunidad y corrupción del anterior y el actual gobierno en Veracruz.
Aún en contra de su filiación partidista, se ha opuesto radicalmente al aumento de los impuestos, a un Reglamente de Transito contrario a la regulación y al pueblo, pero generador de recaudación y corrupción, por las infames cantidades del monto de las multas, y se ha comprometido a meter a la cárcel a los corruptos y, hacerlos que regresen los recursos sustraídos del erario público e ir a fondo.
Reacciones hay muchas, al interior del Partido Revolucionario Institucional; al grupúsculo de privilegiados y beneficiados del anterior y el actual gobierno de Veracruz, quienes creen que las campañas sólo se hacen con dinero, mentiras y promesas.
Los que señalan “ahora si nos lo chin…” con actitud de felicidad inmensa, sin percatarse del debilitamiento innegable del instituto político y de las bases, como situaciones, sin embargo, que demuestran que la terquedad es nociva, pues ese debilitamiento los puede llevar a una derrota anunciada, con sus consecuencias y la investigación de sus actos, a las que cada quien deberá responder ante la sociedad y la Ley, más aún si llegara un partido de oposición, que no; los advenedizos, chapulines y convenencieros, que siguen la corriente como los robalos, preocupados sólo en la permanencia del puesto o el beneficio, y otros incrustados como rémoras en el presupuesto dóciles y serviles ante quien esté; y ninguno en todos los casos, con calidad ética o moral, menos con ideología partidaria, compromiso social o ilusiones y sobre todo con ideales.
Siempre he considerado que el hombre de principios, no teme a decir su verdad y menos a defenderla, eso le reconozco y le admiro a Héctor Yunes Landa, como un hombre que firmemente creo puede llevar la carga, por cierto, infame y extremadamente pesada, de ser el único con la capacidad de poder realizar semejante esfuerzo apegado a la moral.
Con la finalidad de revertir la corrupción, opacidad, inmovilidad, impunidad e inseguridad, en la que nos encontramos sumidos en Veracruz y no se nos olvide, que es un estado de nuestra nación, México, que lo que le perjudique, perjudica, pues como señalara un columnista de medios, “pareciera que lo que se quiere es entregarle las llaves del despacho a un gobernador no priista”.
La terquedad, como el orgullo han sido y es una práctica que se da en todos los seres humanos, en menor o mayor medida, la negativa a todo contacto humano mediante un retraimiento hacia sí mismo, relacionada con la autoestima de cada uno, en mi caso, sólo la considero un mal hábito persistente, pero siempre dispuesto a respetar a quienes disienten de mis opiniones y acepto la réplica.
Invariablemente que sea algo que valga la pena, a escuchar sugerencias, opiniones, buscar el acuerdo en el que todos puedan sentirse conformes, saber enriquecerse moral y espiritualmente, sacar provecho de la experiencia y conocer la historia, y no sobrellevar el mundo por delante, tratar a las personas con respeto, me he dado cuenta que lo que yo entiendo, no es la verdad absoluta, pero si la que defiendo y asumo, como con mis actos, invariablemente sus consecuencias.
Muchos conocidos que se dicen dedicados a la “política”, y a quienes así consideré, hoy me han defraudado y me queda claro Alberto Silva Ramos ya no será ni delfín, ni candidato, lo que hace presumir arreglos tras bambalinas, pues no se puede confundir la disciplina, con el servilismos o acaso el miedo, quienes olvidan el compromiso con el último eslabón del Partido Revolucionario Institucional el pueblo de México.