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El minutero

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LA CÁRCEL DE TUXPAN

 

Hoy es el cuarto día de la comunicadora y presa política, Marijose Gamboa, en el penal de Tuxpan, donde fue puesta a merced de los maleantes que al parecer están a la disposición del gobierno estatal para sumarse al escarmiento por ejercer un periodismo crítico.  El punto de conexión entre ellos y el cordobés ya es del dominio público: el vocero estatal, Alberto Silva Ramos.  La columnista recibió la amenaza expresa de los  enviados de ese  funcionario  para  agredida por encargo.

Vaya, los caminos que toma la vida, un caso de violación de garantías individuales contra una periodista honesta que saca a la luz los nexos inconfesables y por supuesto ilegales de funcionarios estatales  con la mafia. Lo destacable es que hay una denuncia pública que la misma comunicadora hizo ante el amago recibido a su llegada a la prisión tuxpeña. Ya todos lo saben, ya todos comentan de boca a oreja y de oreja a boca.  Los  responsables de lo que suceda están plenamente identificados.

Marijose Gamboa lo ha escrito y es menester reiterarlo: no piensa suicidarse, no está en crisis depresiva y si algo planean en su contra, argumentando que trató de atentar contra su propia vida, todo será un montaje perverso. Se sabe que desde palacio de gobierno andan indagando el historial clínico-mental de la compañera para tejer una historia de terror, en la que pretenden involucrar a su propia hija y basarse en una supuesta depresión por perder la custodia.   

No encontrarán nada pero como son perversos tampoco les costará inventarlo, como han fabricado escenarios para enlodar a  otros compañeros agredidos e incluso fallecidos. Esa intención aviesa debe ser del conocimiento de todos. La opinión pública, las organizaciones civiles nacionales e internacionales y las instancias federales deben saberlo: Marijose no atentará contra su propia integridad física. Todo ataque será por encargo y sus ordenantes  están a la vista de todos.

Para Marijose, que está en peligro real, va el Salmo 91: “Basta que tengas tus ojos abiertos para ver el castigo que se le dará al impío. Tú qué haces del Altísimo tu asilo, la  desgracia no podrá  dominarte ni la plaga acabará con tu casa. El Todopoderoso te sostiene entre sus manos para que puedas caminar entre víboras y leones”.

 

LOS MESES PERDIDOS

 

¿Cuál es la diferencia entre el panista Tomás Ríos Bernal y el petista Mauricio Rodríguez González?. Solo el partido político. Y el lector se preguntará ¿ quién es el tal  Rodríguez González?. Al igual que Ríos Bernal también es presidente municipal pero de Tlaquiltenango, Morelos aunque por el Partido del Trabajo. Sin embargo, de la misma forma que el cordobés en menos de un año ha decepcionado a todos sus  gobernados, incluyendo a sus correligionarios de partido.

 El edil morelense acaba de saltar a las noticias nacionales porque en plena crisis financiera de su alcaldía, que obligó a iniciar despidos de trabajadores, decidió comprarse una camioneta de lujo  para su uso personal bajo el argumento de que “sería triste ver llegar al presidente municipal en un vocho”. Ese acto es algo parecido a lo que hizo Ríos Bernal cuyo primer acto de gobierno fue aumentarse su sueldo y el de su personal de confianza como si las arcas municipales estuvieran rebosando.

 Al cuestionarle sobre el aumento abusivo de los salarios, Ríos Bernal se limitó a defender las jugosas dietas con la frase “creo que se lo merecen”, según las crónicas periodísticas. Vaya, nada más le faltó agregar que sería triste ver que el alcalde y sus allegados cobren el salario de un obrero, como su homologo de Tlaquiltenango. Pues bien, Ríos Bernal y sus colaboradores ganan bien, tienen viáticos de lujo, oficinas climatizadas, vehículos a su disposición y otros privilegios  pero su trabajo no se ve por ninguna parte.

 Al panista le quedan cuatro meses para cumplir su primer año al frente de la administración municipal y la ciudad está literalmente patas para arriba. No hay obra pública importante – no existe ni siquiera la primera piedra de lo prometido: los libramientos carreteros ni la plaza comercial ni el centro de convenciones y el proyecto del nuevo mercado Revolución va a paso de tortuga, a duras penas será el único que se haga en todo su cuatrienio- tampoco hay programas sociales que beneficien a los ciudadanos.

 Ríos Bernal le está dando la razón a todos sus detractores. Lleva casi un año de tiempo perdido, tiene colaboradores perezosos y un cabildo de mediocres. ¿Algún cordobés que no sea funcionario municipal podría mencionar una sola obra que valga la pena o un solo programa innovador que haga darle un voto de confianza al ayuntamiento cordobés?. Si alguien lo sabe favor de darlo a conocer ya que por más que se escudriña no se encentra nada más que escándalos baratos y chismes de vecindad. A eso ha dedicado estos últimos ocho meses.

 

LAS ADINERADAS

 

Por cierto, en la Ciudad de los Treinta Caballeros todos se preguntan sobre las recientes y “espontaneas” visitas del gobernante para hacer vida social y darse baños de pueblo. Tales apariciones no causan sorpresa pero si  suspicacia pues, como bien lo dijo este diario,  hasta hace  poco  se decía muy enojado con Córdoba porque la oposición ganó los últimos comicios y había prometido castigarla,  cerrándole todo presupuesto al gobierno panista de Tomás Ríos Bernal.

 Ahora regresa pero no convence. Los  cordobeses son los que en realidad les tocó “bailar con la más fea” pues de nada les sirvió que el gobernante estatal se diga originario de ese terruño. No solo están sumidos en una violencia imparable sino que no hay obras ni servicios públicos que valgan la pena, como ya se citó líneas arriba, ni de parte de la municipalidad ni del gobierno estatal. Efectivamente le cerró la llave del dinero público, pues.

 Muchos opinan que el gobernante  se quiere reconciliar no tanto con los cordobeses de a pie  sino con los que se denominan de la “alta sociedad” con miras a los comicios del próximo año pero ni a ninguno de ellos – ni los adinerados ni los ciudadanos comunes-  están contentos con lo que sucede en Córdoba, el olvido de las promesas estatales y los fracasos en combatir la inseguridad, y entonces se vislumbra muy difícil que el Revolucionario Institucional recupere la diputación federal para el 2015.

 La segunda opción para la candidatura a la diputación federal es otra adinerada que ya fue diputada local, Paulina Muguira, hija del cafetalero Domingo Muguira, otro empresario financiador de las campañas priístas en los últimos sexenios, al igual que  Porres Bueno. El argumento para concretar dichas postulaciones es la equidad de género que exigen las nuevas leyes electorales pero aún concretando dicho proyecto  con ninguna de ellas se garantiza el triunfo pese a la cartera abultada que representan. Para peor, Paulina es esposa del exalcalde Juan Lavín, uno de los más ediles más cuestionados que  haya tenido la ciudad.

 En este rejuego de poner a un personaje adinerado que costee su propio proselitismo el que saldrá perjudicado es el compadre del gobernante y  actual secretario del Trabajo, Marco Antonio Aguilar Yunes,  eterno aspirante a un cargo de representación popular en la zona. Una vez más se quedaría  como las novias de rancho. Alguien debería explicarle que ser compadre del mandamás no es garantía de triunfar en la política sino que le pregunten al boqueño Salvador Manzur al que se le esfumaron las promesas de heredar la silla estatal.

 Vaya ni los paisanos ni los compadres vieron la suya en este sexenio, y la advertencia para las richachonas a las que les doran la píldora de que serán diputadas federales es que cuiden su dinero, no lo tiren en una campaña electoral sin mucho futuro. De acuerdo a las encuestas más recientes, si las elecciones fueran hoy  el PRI no ganaría  más que seis o siete de las 21 diputaciones, y Córdoba no está entre las posibilidades de triunfo para la contienda electoral de año en puerta.

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