Orizaba.- De nueva cuenta se pone al descubierto la falta de profesionalismo, compromiso y los malos manejos que existen en la educación de los infantes en Veracruz, porque este lunes en la escuela primaria Hermenegildo Galeana, de Orizaba, perteneciente a la Delegación donde despacha el flamante e inepto Jobo Lara Rivera, sujetos desconocidos sustrajeron a una niña del primer grado sin el consentimiento de sus padres.
Los hechos se suscitaron por la tarde luego de que llegara la hora de salida de la primaria en mención, maestros que tienen que verificar la entrega de los infantes con los familiares autorizados dieron a una menor a sujetos desconocidos.
Al llegar los padres de la menor a buscarla se encontraron con la sorpresa de que la niña ya había sido entregada por la maestra del grupo, de la cual nunca fue revelado su nombre, los progenitores al preguntar por el paradero de su hija con el director de la institución, éste cuestionó a la profesora quien argumentó que se le hacía tarde para irse a su plaza en otra escuela en el turno vespertino, y que por eso la entregó con una mujer y un hombre que dijeron eran sus familiares.
Ahí fue cuando se dio aviso a las autoridades policiacas por los padres de familia, por su parte, los directivos escolares fueron enterados de los acontecimientos, pero cometiendo una omisión no dieron parte a las autoridades correspondientes.
Mientras tanto los padres de la menor, visiblemente molestos, exigían a los responsables educativos una respuesta del porqué permitieron la salida de la menor en manos de sujetos desconocidos.
De inmediato la movilización de policías estatales se dio en toda la ciudad para dar con el paradero de la menor, y fue hasta las primeras horas de ayer martes que los tíos de la menor lograron hacer contacto con ella, porque fue dejada en la puerta de la casa de sus familiares.
En tanto, se pone al descubierto la facilidad con la que en las escuelas primarias de la región la seguridad es vulnerada, dejando en claro la falta de compromiso y profesionalismo de los docentes con los estudiantes y padres de familia, al permitir el acceso a los centros educativos a personas desconocidas, poniendo en riesgo la vida de miles de infantes que pudieran ser víctimas de gente dedicada al tráfico de menores, delito en el cual maestros y directivos pudieran estar involucrados en una red de complicidad, que la misma autoridad tendría que investigar para deslindar responsabilidades.