por Fernando Savater
El escritor y filósofo español habla de paz, periodismo, Internet, política y ética.
Las ideas del escritor y filósofo español Fernando Savater, reconocido en todo el mundo por libros como Ética para Amador, siempre son un faro en la oscuridad. Iluminan campos como la política y el periodismo, temas obligados en esta entrevista, antes de participar como orador principal en la entrega del Premio de Periodismo Simón Bolívar, el próximo martes, en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, en Bogotá.
¿Cómo ve el periodismo de hoy?
Creo que el periodismo continúa y que hay grandes medios de comunicación, tanto impresos como por imágenes o radiofónicos. Lo que pasa es que hoy nosotros también nos hemos vuelto muy exigentes. Es decir, exigimos a la vez una información constante, de primer orden, y también con una capacidad de interpretación adecuada de las noticias, y eso, como es lógico, no es fácil de encontrar.
¿Qué desafíos plantea Internet para el periodismo actual?
Internet es un medio, como lo es la imprenta o como lo es la imagen. Internet no informa en sí mismo, los que informan son personas que lo utilizan; y dentro de eso, hay personas honradas, meticulosas, exigentes, y hay embaucadores y mentirosos. En Internet hay los mismos intereses económicos que afuera,y está lleno de falsedades y también de descubrimientos. Así como puede facilitar la confusión y el error, puede ayudar a los buenos periodistas a que hagan mejor su trabajo.
¿Cree que sobrevivirán los medios impresos al embate de la tecnología?
Es difícil de decir. Yo, sinceramente, en esto soy poco optimista. Para mí, naturalmente, el periódico impreso es la forma por antonomasia del periodismo, pero creo que no tiene mucho futuro. Poco a poco, los medios impresos y periódicos irán apareciendo cada vez más en forma online, de manera virtual. Es algo que cada vez más va ocurriendo y creo que, dentro de 15 ó 20 años, probablemente todos los medios de comunicación serán, fundamentalmente, vía Internet.
¿Es posible conservar el papel de los medios como veedores de lo público?
Sí, claro, no solamente es posible, sino imprescindible, porque Internet tiene grandes posibilidades y también grandes amenazas. No puede pensarse que Internet, por sí mismo, se va a convertir en una fuente fiable de información. Son los periodistas, utilizando Internet, con conciencia de los intereses de los ciudadanos y también de los intereses del mantenimiento de valores importantes transnacionales, como derechos humanos, etc., los que van a conseguir y mantener la información.
¿Son las redes sociales un mal necesario hoy o son el gran invento del siglo XXI?
Las redes sociales son una de las posibilidades de Internet, ayudan a las personas de un modo u otro, les dan la posibilidad de conectarse con otras personas, de desarrollar relaciones, de reforzar identidades personales, pero luego también son, a veces, una pérdida de tiempo y, otras veces, algo que permite a personas sin escrúpulos hacer el mal. No hay ningún juicio total en esto: todo lo que encierra una posibilidad encierra una amenaza.
¿Ha ensayado el libro electrónico?
Leo cosas electrónicamente, sobre todo enciclopedias, obras de consulta, revistas de mi especialidad, todo eso que antes ocupaba un espacio enorme en las casas, hoy prefiero llegar a ellas por vía electrónica. Ya no me compraría una enciclopedia de 30 tomos. Pero, en cambio, las novelas, la poesía, las obras de creación prefiero leerlas en papel. He sido educado en el libro de papel y me parece que es un extraordinario invento. Un amigo mío dice que si el libro impreso se hubiera inventado después del computador todo el mundo hubiera creído que era un gran progreso. Pero, claro, comprendo también que soy de una generación que se ha educado así.
¿Usa redes como Facebook o Twitter?
No, eso me parece, de momento, una perdedera de tiempo. Leo los blogs de algunos amigos y accedo a informaciones que me divierten, como, por ejemplo, las carreras de caballos, que me encantan. Pero las redes sociales, sinceramente, me parece que roban mucho tiempo y aportan poco.
¿Todavía lee el periódico físico por la mañana, con el café?
Ahora soy peor, porque lo leo dos veces. Cuando me despierto por las mañanas, leo todos los periódicos en el iPad. Después me levanto, desayuno, bajo al quiosco, compro otra vez todos los periódicos y los vuelvo a leer impresos. O sea, he multiplicado el tiempo que dedico al periodismo (risas).
La paz, la crisis y la ética
¿Cómo ve el anuncio de unos diálogos de paz entre el Gobierno y las FARC?
Ojalá que todo acabe bien, de una manera justa. La paz es importante, pero también es importante que no haya impunidad para los delitos y que, de alguna forma, el Estado mantenga su predominio. No se pueden poner en el mismo plano al Estado y a bandas de delincuentes, como es el caso de las FARC. Yo espero que, finalmente, las FARC cedan en su violencia, se integren en el Estado, acepten los castigos que haya que imponer a quienes hayan cometido delitos, y que finalmente el país se vea libre de ese mal.
Al renacer los aires independentistas de Cataluña, ¿se podrían vislumbrar unos ‘Estados Unidos de España’?
Todo eso es muy especulativo. De momento, eso no existe. Los países tienen ciudadanos de diferentes regiones, pero de todas formas parten de una unidad del Estado. Sabemos que los nacionalistas no quieren formar unos ‘estados unidos’, sino unos estados desunidos, más bien. Cataluña es la parte de España más endeudada, peor administrada, con más déficit. Es una forma de encubrir la incompetencia y la insolidaridad con un revestimiento nacional. Hay que recordar en este caso la célebre frase de Samuel Johnson, cuando decía que “el patriotismo es el último refugio de los bribones”.
¿Es optimista frente a la crisis europea?
El optimista es un realista, pero mal informado. Yo soy de los realistas bien informados, y por lo tanto creo que las circunstancias son difíciles, pero no por ninguna maldición de los cielos, sino porque se han cometido abusos, se ha dejado libre el funcionamiento de fuerzas con tendencia a la depredación, como pueden ser los grandes grupos financieros, y también se ha dejado un aumento del gasto y del derroche públicos.
¿Obama o Romney?
Sin duda, Obama. Me parece que ha sido un presidente en la línea de los mejores presidentes de los Estados Unidos; evidentemente, no ha cumplido las desaforadas y las ingenuas predicciones que hubo en un momento hacia él -se le llegó a considerar una especie de divinidad-. Evidentemente, ha sido un Presidente real, con aciertos y fallas, pero yo creo que en general ha sido un mandatario que ha tenido muchos más aciertos, y que, por supuesto, en un segundo mandato llegaría a hacer muchas de las cosas que no pudo en el primero.
En su nuevo libro, dialoga con jóvenes, ¿cómo encuentra a la juventud?
Los jóvenes son muy distintos y tienen una vinculación diferente con el estudio, con el conocimiento, con su trabajo. Encontré jóvenes inquietos, que tienen acceso a mayores y sofisticadas fuentes de información, diferentes a las que teníamos nosotros a su edad. Muchos de ellos tienen una capacidad de argumentar o de razonar de primer orden. Es verdad que, como todos los demás ciudadanos, están influidos por los medios de comunicación, por lo que escuchan, por el ambiente informativo en que se mueven. Pero los grupos que encontré me interesaron mucho. No sé si yo los hice pensar a ellos, pero ellos me hicieron pensar a mí.
¿La percepción de la ética de un joven de hoy es distinta a la del pasado?
No, la ética no cambia. A diferencia de la estética, que es transformación, y su valor es la novedad, el cambio, los principios éticos son estables. De ahí que un libro teórico sobre ética, como Ética para Amador, se haya mantenido vigente durante 20 años. Si las cosas cambiaran, cada cinco años habría tratados de ética distintos. La ética es, de alguna forma, una reflexión sobre la libertad y el reconocimiento de lo humano por lo humano, y eso es estable a lo largo del tiempo, naturalmente con matices. Por ejemplo, Internet plantea unos problemas éticos que Aristóteles no se planteaba, porque, claro, no llegó a conocer ese medio de comunicación. Es decir, cambian los problemas, pero la perspectiva moral, en buena medida, sigue siendo idéntica.
Pese al desprestigio de la política, usted es un fiel defensor de ella. ¿Por qué?
Porque la política es la base de la democracia. La democracia es la transformación en políticos de todos los ciudadanos. Y mientras en las dictaduras, las autocracias y en otro tipo de regímenes secuestran el gobierno y la gestión de lo común para un pequeño grupo, la democracia es extender a todos los ciudadanos la necesidad de participar y de intervenir en la gestión de lo público. Eso es lo que se llama político, por lo tanto sin política no hay democracia. Luego están los políticos, que pueden ser buenos o malos, como también hay médicos buenos y malos.
¿Por qué es importante la ética?
Cualquier ser humano racional, que sabe que es libre y que tiene que argumentar sus motivos de acción, debe preocuparse por la ética. La ética no es más que una perspectiva de reflexión sobre nuestra actividad libre, que es obligatoria. Todos tenemos que elegir lo que vamos a hacer, nuestros proyectos, formas de convivencia y valores, a qué le vamos a dar prioridad.
‘Ética de urgencia’
El nuevo libro de Savater aborda temas inmediatos.
Dos décadas después de su exitoso ensayo ‘Ética para Amador’, Savater insiste en el tema de los valores, la libertad, las motivaciones, pero incluye la palabra ‘urgencia’ en el título. ¿Por qué? “Precisamente para distinguirlo de ese otro nivel teórico de referente que era ‘Ética para Amador’ -dice el autor-, que era un libro que se distanciaba un poco del presente (…) Era un libro teórico, y, por lo tanto más intemporal. Pero hoy, de lo que estamos hablando es: ‘¿qué hacemos?, ¿qué postura vamos a tomar?, ¿cómo vamos a responder ante los retos del presente?’. De ahí, esa palabra de urgencia”.