En septiembre pasado, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía daba a conocer los resultados de su Encuesta Nacional de Percepción sobre Seguridad Pública. En ella, se encontró que 90.7% de los habitantes del Estado de México se sienten inseguros. Fue el mayor porcentaje registrado para una sola entidad.
Hace un par de meses, en febrero, el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal A.C. también hizo públicos los resultados de su último análisis. En él, se dijo que de los 20 municipios más violentos del país, cinco correspondían al Estado de México, esto es una cuarta parte de ellos. Principalmente, aquellos ubicados dentro de la llamada Zona Metropolitana del Distrito Federal.
El lunes, en conferencia de prensa, la Secretaría de Gobernación, a través de su titular, Miguel Ángel Osorio Chong, anunciaba a Damián Canales Mena como nuevo secretario de Seguridad Ciudadana del Estado de México, destituyendo así a Rocío Alonso Ríos. Fungiendo como una suerte de testigo del nombramiento, el gobernador mexiquense, Eruviel Ávila.
El Estado de México tiene un expediente de violencia de hace años, cuando se convirtió en el territorio donde más mujeres eran asesinadas, incluso por encima de los números que registraba una ciudad, también peligrosa, como la fronteriza Juárez, en Chihuahua. En los últimos meses, varias han sido las notas que han convertido a esta entidad en tema de lectura diaria de las noticias policiacas.
Asesinatos dentro de bares en Ciudad Nezahualcóyotl o Cuautitlán Izcalli. Asaltos a mano armada desde en el Centro Comercial Plaza Satélite (que también corresponde a otra lista, la de las joyerías que han sido robadas en las últimas semanas) o las golpizas a jóvenes en Coacalco. O bien, asaltos constantes al interior del transporte de pasajeros sobre Periférico Norte o los tramos que le corresponden al estado de las autopistas a Querétaro y Pachuca.
El Estado de México es también un municipio que envía su señal de SOS, esperemos que la respuesta que da el gobierno federal comience a dar resultados para que el territorio mexiquense no se convierta en un nuevo Michoacán.
Addendum. Y vaya política la de Ticketmaster. Hace un par de semanas compré dos boletos para el concierto que ayer Fito Páez dio en la Ciudad de México, en el Plaza Condesa. El viernes recibí un “recordatorio” en mi correo electrónico, en el que sólo se me avisó la fecha, hora y lugar. Ayer, cuando quise imprimir los boletos, me entero que los boletos fueron cancelados. Al llamar al centro de atención, me informan que, en efecto, los boletos fueron cancelados porque no se imprimieron 48 horas antes del evento. A la pregunta que hice sobre esta “nueva” política (pues he logrado imprimir boletos la misma tarde del concierto), me comentaron que fue a petición del artista, “para asegurar que llene”. Pero entonces me surge una duda: el pago de los boletos se hizo a través de una tarjeta de crédito, durante los quince días en que los boletos fueron “míos”, antes de la cancelación, ¿en dónde estuvo el dinero?, ¿qué pasa entonces con los intereses que ese cargo generó? Porque se me hizo el reembolso, sí, pero sólo del importe de los boletos… no me queda claro…