Mariana Gutiérrez
El Buen Tono
Río Blanco.- “Sólo Dios puede sacar a Venezuela de donde está”, expresó Alba Rábago, una migrante de ese país, que desde hace dos meses es parte de la caravana “Jesucristo”.
Hizo notar su desesperanza ante la situación política y social que enfrenta su nación en el gobierno de Nicolás Maduro.
Acompañada de su esposo, y sus dos hijos de 11 y 14 años, ella busca un mejor futuro en los Estados Unidos, dejó atrás lo que describe como una vida marcada por la falta de libertad y las constantes intimidaciones.
Precisó que, bajo el régimen de Maduro, el país cayó en una crisis humanitaria sin precedentes. “No hay medicamentos ni comida, y el sueldo que ganamos en un mes sólo alcanza para comprar un kilo de harina o de arroz”.
Destacó el peligro constante que enfrentan los ciudadanos debido a la represión de los colectivos armados, que actúan en complicidad con el gobierno.
Dijo que asesinaron a personas inocentes que únicamente exigen sus derechos.
La situación política en Venezuela dejó a muchos, como Rábago, sin esperanza.
Inicialmente, albergaba la ilusión de regresar a su país si la opositora María Corina Machado ganaba las elecciones, pero resultó imposible.
Según ella, el proceso electoral fue una farsa; “ellos hicieron el conteo de votos y, aunque Maduro perdió, se niega a entregar el poder, quiere mantenerse ahí”.
Su testimonio es un reflejo de la dura realidad que viven miles de venezolanos, forzados a abandonar su patria en busca de oportunidades que les niegan en su nación de origen.
Su travesía como migrante es un intento desesperado de escapar de un sistema que, según sus palabras, dejó a Venezuela sumida en el caos.
