DE LA REDACCIÓN
EL BUEN TONO
IXHUATLÁN.- Esa comunidad de las altas montañas hoy siente el dolor por la pérdida de Alex, pero más Gabriela, su esposa que hoy queda con un bebé de apenas un año.
En medio de su dolor, ella describe a Alejandro como un joven sencillo, amable, y siempre dispuesto a ayudar a otros, tenía 3 años dentro del ejército y su sueño era ser de fuerzas especiales.
Hoy su sueño quedó truncado en cumplimiento de su deber; en casa sus padres le lloran y lamentan que la inseguridad en el país esté cobrando más vidas que cualquier otra guerra.
Las familias de estos jóvenes soldados viven en constante preocupación. A pesar de su apoyo y orgullo por las valientes decisiones de sus seres queridos, no pueden evitar sentir miedo cada vez que salen a campaña.
La muerte de un ser querido siempre es dolorosa, pero cuando se trata de una persona joven, llena de sueños y esperanzas, la sensación de injusticia es aún mayor.