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Región.- Los Ayuntamientos de la región no han logrado consolidar proyectos de rellenos sanitarios, por lo que han optado por arrojar sus desechos en espacios abiertos y sin las medidas sanitarias adecuadas.
En al menos cinco municipios de la región existen tiraderos clandestinos creados por los Gobiernos locales y solapados por la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema).
Estos tiradores se han convertido en focos de infección para los habitantes de la región.
La basura ha comenzado a contaminar el agua, el aire y la vida silvestre de su alrededor, y aunque las protestas por la existencia de éstos son constantes, hasta el momento el Gobierno del estado ha hecho oídos sordos.
En Tomatlán, en la comunidad San Martín, oculto entre cañaverales, cafetales y plantíos de plátano, se encuentra un tiradero en el cual el Ayuntamiento arroja desperdicios humanos, industriales y hospitalarios.
En Atoyac, sobre la carretera a Potrero, el alcalde Agustín Mollinedo creo un depósito de basura, el cual trató de llevar hacia otro terreno pero fue clausurado rápidamente por la Sedema ante el reclamo de su homólogo de Cuitláhuac.
Sin embargo, en Cuitláhuac, existe un tiradero a cielo abierto regional, el cual está ubicado sobre la carretera federal Córdoba-Veracruz. Allí vierten sus desperdicios varios municipios de la región.
Otro tiradero clandestino está ubicado en el municipio de Chocamán, a unos dos kilómetros de la colonia La Rosa Mística.
En el 2008 los ex alcaldes de esta región, encabezados por Esteban Escamilla Prado, pretendieron realizar lo que denominaron un relleno sanitario regional y que abarcaría al menos 11 municipios.
Sin embargo, hubo falta de voluntad por parte de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) pues se interesó poco por el proyecto.
Esto ha provocado que en muchas municipalidades se haya optado por crear tiraderos a cielo abierto que han generado molestias vecinales, contaminación inminente y problemas ambientales que con el tiempo generará enfermedades.
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