Orizaba.- Aunque como individuos la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, protege las garantías de los ciudadanos residentes de México, en la práctica los Derechos Humanos de la población Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Travesti, Transgénero e Intersexual (Lgbttti) no se respetan, y prueba de ello es que se siguen realizando prácticas homofóbicas en diversos ámbitos, en especial cuando alguna persona llega a sufrir o padecer de algún tipo de agresión.
Lo anterior fue expresado por el secretario General del Colectivo Igualdad Orizaba, Hugo Miguel Sánchez Badillo, “el conflicto se genera cuando dejan de verte como individuo y miran mal a alguien que consideran “distinto” ante la sociedad (hablando de preferencias sexuales), por lo que con esto justifican lo malo que le pueda ocurrir, sin olvidar que se trata de una persona a la que le están haciendo un daño”, informó.
En cuanto al tema de la impartición de justicia en casos de agresión o asesinato hacia algún integrante de la comunidad lésbico- gay, Sánchez Badillo comentó que las autoridades no deben de prejuzgar o revictimizar a una persona, porque se deja a un lado la objetividad de una acción violenta, que debe castigarse por el simple hecho de que no se puede dañar o matar a otra persona.
“Todos los delitos que se han cometido hacia la comunidad transgénero, están marcados como pasionales; a lo mejor en ellos sí existe más el amor que en nosotros , porque todo es “pasional” para la Ley, las cosas tienen que ver con que le puso el cuerno con uno o tuvo relaciones con otro, a fin de cuentas no vemos el significado de lo que es, no pretendo que se castigue la acción en cuanto al sentimiento, sino la acción hacia lo legal, que fue un delito interrumpirle la vida a otra persona”, mencionó Sánchez Badillo.
Finalmente, el Secretario General del Colectivo Igualdad, dijo que en situaciones de sexo servicio de personas transgénero, desde hace mucho tiempo ha existido y seguirá existiendo mientras haya individuos que lo soliciten, y no se debe pasar por alto que se trata de un trabajo más, el cual les permite alimentar a los integrantes de un hogar, tal y como ocurre con las meretrices que dan sustento a sus hijos, a quienes también juzgan por lo que hacen.