Sonora.- Al cumplirse dos años de que la mina Buenavista del Cobre (BDC), subsidiaria de Grupo México, derramó 40 millones de litros de sulfato de cobre acidulado en los ríos Sonora y Bacanuchi, las promesas de remediación del Gobierno y la empresa, siguen pendientes.
Los Comités de Cuenca del Río Sonora (CCRS) y el Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación (Poder), precisan en un balance que no se han instalado las plantas potabilizadoras de agua; la agricultura y la ganadería siguen afectadas y no se da seguimiento a la salud de las víctimas, entre otros aspectos.
Aseguraron que el flujo de tóxicos llegó a los referidos ríos por la “falta de cumplimiento, por parte de BDC, de la normatividad ambiental para el manejo de lixiviados, y por utilizar instalaciones que estaban en construcción, sin permisos para operar y que además no contaban con sistemas de detección ni de control de derrames”.