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Siguen libres los homicidas

Superiberia

Naranjal.- A casi 20 días del crimen de 2 mujeres indígenas de la localidad de Xochitla, quienes fueron atacadas a leñazos por cuatro individuos, el caso se mantiene en la impunidad, ya que los responsables no han sido detenidos, a pesar de que oportunamente fueron identificados por las autoridades. Por eso, en la cabecera municipal, la gente cree que el caso quedará olvidado.

La noche del sábado 24 de mayo, las hermanas María Teófila y Cecilia Alfreda Xocua Tepole, de 50 y 56 años respectivamente, fueron atacadas a garrotazos por al menos cuatro sujetos, quienes de manera violenta irrumpieron en el domicilio y sometieron a las mujeres, atándolas de las manos a una cama y un bracero, presuntamente para robarles una fuerte suma de dinero.

El hecho provocó la movilización de las autoridades ministeriales y preventivas, quienes iniciaron investigaciones y tendieron un cerco policiaco en la localidad, e incluso mantuvieron bajo resguardo la vivienda, enclavada enmedio de unas fincas de café, pero eso de nada sirvió para capturar a los homicidas, a pesar de que fueron identificados por la menor que sobrevivió a la agresión.

Los cuerpos de las mujeres fueron presentados en la iglesia de San Cristóbal, de la cabecera municipal, donde antes de ser llevadas al panteón, un hermano de las víctimas, de nombre Gaudencio Xocua Tepole, hizo un reclamo: “Lo primero que pedimos es la justicia, y que las autoridades pongan mano dura, hay mucha inseguridad, a cada rato hay muertos y robos, por lo que pedimos justicia y castigo para los culpables de la muerte de mis hermanas”.

Las hermanas Xocua Tepole eran muy conocidas en la cabecera, a donde continuamente llegaba María Teófila, para buscar trabajo de casa en casa, a fin de poder obtener unos centavos y así poder mantener a su hija y a su hermana mayor, quien por estar enferma de una pierna casi no podía caminar, cuenta una vecina, propietaria de una tienda de abarrotes que logró conocer de cerca a las hermanas.

“Ellas son de la sierra, pero llegaron a vivir ahí, en Xochitla, hace como un año y medio, y aquí las conocemos porque venían para acá, aunque está un poco lejos su casa, pero bajaban caminando a comprar sus cosas”, agrega la testigo, quien pide no ser identificada por cuestiones de seguridad.

Y agrega que una de ellas, la más chica, andaba trabajando de casa en casa para ganarse unos centavos y así poder mantener a su otra hermana, ya que estaba enferma de una pierna, y también mantenía con eso a su hija. Narra que “aquí, en la cabecera, mucha gente las conoció y por eso fueron a acompañarlas la misa, cuando las trajeron a la iglesia”.

La joven que logró sobrevivir a la agresión, dejó de vivir en ese lugar por temor a ser ultimada por venganza de los homicidas, optando por irse a vivir a la sierra, donde habitan sus familiares, y desde entonces ya no se ha vuelto a saber nada de ella.

 

Antonio Osorio

El Buen Tono

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