¡Qué caro nos sale a los mexicanos el cuento de que el petróleo es nuestro y lo debemos defender como a la Virgen de Guadalupe!
Con la premisa de que nuestro petróleo no se vende nos hemos venido rezagando y hemos perdido muchas oportunidades.
En los años de Jorge Díaz Serrano, como director de Pemex se quiso construir un gasoducto de México a Hidalgo, Texas, para vender dos mil millones de pies cúbicos de gas a Estados Unidos.
El 6 de mayo de 1977 declaró Díaz Serrano que se planeaba este gasoducto “para aliviar un poco los duros días invernales que sufren los norteamericanos”.
Y, ni tardos ni perezosos, los nacionalistas se envolvieron en la bandera. Algunos de sus argumentos para frenar la construcción de este gasoducto, recogidos por
Heberto Castillo (El gasoducto a Texas, Revista UNAM No. 37 Año X Febrero-Abril 1979), quien entonces era presidente del Partido Mexicano de los Trabajadores, los anoto a continuación:
1. Ante la inminente crisis mundial de energéticos, las naciones desarrolladas temen el agotamiento de los hidrocarburos y nos los quieren quitar a los subdesarrollados.
2. Ningún país subdesarrollado ha salido de la pobreza vendiendo petróleo.
3. El gasoducto nos convierte en un objetivo militar de cualquier nación que le declare la guerra a Estados Unidos.
4. El gobierno de EU va a depender tanto de este gasoducto que con el argumento de que debe protegerlo va a convertir toda la zona que lo abarque en una de su control, como el Canal de Panamá.
5. Las reservas probadas y potenciales de México se nos acabarán en 1996. Al no tener una fuente energética de reemplazo, no debemos vender petróleo ni gas.
6. Construir este gasoducto nos obligaría a comprar acero al exterior por el tamaño de los tubos requeridos, imposibles de fabricar en México, lo que no beneficia a la industria nacional.
Entre estos argumentos, el gasoducto acabó no siendo construido. Perdimos la oportunidad de vender gas a Estados Unidos.
Hoy esta opción ya no existe porque en lugar de ser exportadores hoy somos importadores de gas. Tan sólo en el primer semestre de este año hemos importado un promedio de mil 295 millones de pies cúbicos diarios de gas natural.
Importamos por dos razones: porque allá el gas es más barato porque tienen excedentes gracias a la extracción de lutitas (shale gas). Y porque aquí en México no hemos aprobado el que se pueda extraer gas con base en este mecanismo hidráulico, entonces tenemos poco gas y caro, que obliga a cortes y racionamiento del energético.
Hoy los proyectos de gasoductos son para importar gas de EU a México. Como el proyecto Los Ramones: un gasoducto que transportaría gas desde Texas al estado de Guanajuato.
¡Lo que hacen 36 años de discurso nacionalista!… sigamos así, defendiendo nuestro petróleo, si queremos.
O mejor discutamos seriamente la reforma energética que realmente trabaje a favor de México.
@AnaPOrdorica