El primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha muerto este viernes tras recibir dos disparos. Mientras hacía política a pie de calle, literalmente: estaba ofreciendo un mitin en plena acera, a la entrada de una estación de tren. Un acto muy habitual en las campañas electorales de este país, donde el control de armas se encuentra entre los más estrictos del mundo y los niveles de violencia, entre los más bajos del planeta.
El crimen sucedió en la ciudad de Nara, a casi 500 kilómetros de Tokio, en un acto público electoral.
En una conferencia de prensa, un doctor dijo que los médicos pasaron cuatro horas y media tratando a Abe y que este murió desangrado.