MATTELART Y EL PENSAMIENTO CRÍTICO DE LA COMUNICACIÓN
Mi generación de periodistas, ahora veteranos, se formó leyendo a Armand Mattelart quien llegó desde Bélgica a América Latina, inició sus trabajos de investigación y aportación teórica, en Santiago de Chile, y posteriormente en Argentina, Cuba, México y los principales países de la región hasta 1973 cuando el golpe militar en contra del gobierno del Presidente socialista chileno Salvador Allende lo obliga a salir abruptamente del país y buscar refugio en París, Francia.
En el último tercio del siglo XX la obra de Armand Mattelart, le proporcionó a México y América Latina otros ojos críticos para ver e imaginar la comunicación colectiva dentro de los procesos de reproducción y transformación social. Con la construcción de estos planteamientos conceptuales, Armand Mattelart introduce en la década de los 70s una muy provocadora visión teórica, política y metodológica de la comunicación en casi todas las escuelas de comunicación, cultura, sociología, ciencias políticas, economía, educación, trabajo social, lingüística, etc. de México y América Latina que dio origen a una nueva línea de análisis dentro de la sociología de la comunicación y la cultura.
Con sus aportaciones teóricas, produjo un parteaguas conceptual original que fermentó la conciencia de la comunicación en la academia latinoamericana y planteó otras preguntas e inquietudes políticas que generaron una revolución del conocimiento de la comunicación en ese período. Apoyado en una metodología marxista de interpretación de los fenómenos sociales, originó una nueva escuela de pensamiento crítico en la región que se convirtió en un eje epistemológico fundamental para analizar la comunicación latinoamericana durante varios años. De esta forma, surgió en las escuelas de comunicación latinoamericanas un nuevo dique conceptual crítico que colocó en el lugar limitado que le correspondían a las corrientes estructuralistas y funcionalistas, norteamericanas y europeas, que reinaban en los centros universitarios de la región, y sentó las bases teóricas para pensar desde la sociología y la economía política de la información, diversas posibilidades que permitieran construir otros procesos de comunicación colectivos en nuestras sociedades.
A lo largo de su muy fecunda obra teórica, histórica, política y crítica, Armand Mattelart produce más de 32 libros como autor y coautor y cientos de artículos especializados sobre los problemas centrales de la comunicación en América Latina, Europa y en el mundo en general. Entre sus principales obras destacan: Prefiguración de la Ideología Burguesa: Para Leer al Pato Donald, Prensa y Poder, La Ideología de la Dominación en una Sociedad Dependiente, Los Medios de Comunicación de Masas, Multinacionales y Sistemas de Comunicación, Cultura y Comunicaciones de Masa , Los Medios de Comunicación en Tiempos de Crisis, entre muchos otros interesantes títulos
Lamentablemente, a finales de la década de los años noventa, su pensamiento ha sido olvidado y desconocido por la mayoría de la academia y las escuelas de comunicación en México y en otras partes de América Latina. Por ejemplo, en la actualidad en México el 91 % de los nuevos alumnos de las carreras de comunicación al terminar de estudiar su profesión no saben quien es Armand Mattelart, el 78 % de los nuevos profesores actuales tampoco lo reconocen, y los cursos y programas de estudio oficiales de la mayoría de las escuelas de comunicación ya no incluyen en sus cursos su obra como referencia bibliográfica necesaria. Si acaso, alguno de sus últimos textos es mencionado en posgrados o diplomados.
MCLUHAN INTERCONECTA MENSAJE Y TECNOLOGIA
En nuestra formación como periodistas, no puede omitirse al filósofo, erudito y educador canadiense Herbert Marshall McLuhan quien nació el 21 de julio de 1911 y falleció el 31 de diciembre de 1980 a los 69 años. Profesor de literatura inglesa, crítica literaria y teoría de la comunicación, McLuhan es reconocido como uno de los fundadores de los estudios sobre los medios, y ha pasado a la posteridad como uno de los grandes visionarios de la presente y futura sociedad de la información. Hacia finales de la década de 1960 y principios de los 70, McLuhan acuñó el término aldea global para describir la interconexión humana a escala global generada por los medios electrónicos de comunicación. Es famosa su sentencia “EL MEDIO ES EL MENSAJE”.
McLuhan quien es reconocido como una autoridad de las comunicaciones y la tecnología, trabajó en su doctorado de la Universidad de Cambridge, sobre la historia de las artes verbales (gramática, dialéctica, lógica y retórica), en el cual algunas veces utiliza el concepto en latín de trivium para destacar un orden sistemático de la visión de ciertos periodos de la historia cultural de Occidente. Sugiere que la Edad Media, por ejemplo, se caracterizó en gran medida por el énfasis en el estudio de la lógica. La clave que llevó al Renacimiento no fue el redescubrimiento de textos antiguos, sino más bien la renovada importancia que se le dio a la retórica y al lenguaje.La Edad Moderna se caracteriza por el resurgimiento de la gramática como su tema más sobresaliente.
McLuhan es el creador de conceptos muy populares en los medios de difusión masiva y la sociedad de la información, tales como la Galaxia Gutenberg, la Aldea global, la diferenciación entre medios fríos y calientes y la descripción de los medios de comunicación como extensiones de la persona.
Cuando McLuhan murió, la televisión por cable aún no era una realidad mundial, los habitantes de la ‘aldea global’ aún poco sabían sobre interactividad, e-books, multimedia, vídeoconferencias… pero la obra de McLuhan ha dejado un marco teórico que permite estudiar y comprender la naturaleza de estos nuevos medios que han revolucionado la historia de la comunicación de la humanidad.
A mediados de la década de los 60, McLuhan llamó por primera vez la atención del público al redefinir medios y mensajes y en ese entonces hubo quien interpretó que lo que hacía era promover el fin de la cultura del libro para propiciar la era de la televisión. Pero, en realidad, lo que hacía era advertir sobre el poderoso potencial del nuevo medio. Se sabe que en su vida privada McLuhan rechazaba a la TV hasta tal punto que le pedía a su hijo que impidiera que sus nietos la vieran. En efecto, llamó a la TV «el gigante tímido» (o la caja Idiota) y pretendía generar conciencia acerca de su enorme poder. Sostenía: Somos lo que vemos. Formamos nuestras herramientas y luego éstas nos forman.
La concepción de McLuhan era que cualquier tecnología (todo medio) es una extensión de nuestro cuerpo, mente o ser. Los medios tecnológicos son entendidos como herramientas que extienden las habilidades humanas, del mismo modo que una bicicleta o un automóvil son una extensión de nuestros pies… la computadora sería una extensión de nuestro sistema nervioso central.
Así como el medio es entendido como una extensión del cuerpo humano, el mensaje no podría limitarse entonces simplemente a contenido o información, porque de esta forma excluiríamos algunas de las características más importantes de los medios: su poder para modificar el curso y el funcionamiento de las relaciones y las actividades humanas.
En esta línea, McLuhan define el mensaje de un medio como todo cambio de escala, ritmo o letras que ese medio provoque en las sociedades o culturas. De esta forma, el contenido se convierte en una ilusión o visión, en el sentido de que éste se encuentra enmascarando la modificación del medio (la mediatización).
Medio y mensaje funcionan en pareja, comprometidos más o menos, puesto que uno puede contener a otro que contiene al discurso… y así, el contenido de cualquier mensaje resulta menos importante que el medio en sí mismo.
CANETTI: CONTROL Y PODER SOBRE LAS MASAS Y EL PÚBLICO
Para finalizar esta exposición me referiré al público: las masas. Este tema es magistralmente abordado en e l libro Masa y Poder escrito por Elías Canetti, premio Nobel de literatura en 1981 que aborda el tema de la relación entre los diversos tipos de “masa” y las estrategias de control y poder mediante las cuales los gobernantes y líderes políticos pueden dirigir a dichas masas.
La masa siempre quiere crecer y no existe ningún límite preestablecido que circunscriba el número de integrantes de una masa a una totalidad definitivamente cerrada, misma que tiene la posibilidad de estallar, convirtiéndose así en una masa abierta.
En el interior de la masa siempre reina la igualdad: las diferencias entre los individuos se diluyen en pos de la fuerza común; se trata de un cuerpo en el que todos los elementos son iguales en la medida en que están fundidos en un mismo cuerpo unificado y su proximidad y los hace sentir seguros.
La masa ama la densidad: la densidad se refiere a la proximidad anímica y puramente física de los cuerpos que integran la masa en pos de la unidad general. En la formación de una masa se invierte el temor a ser tocado por el otro, el temor a transgredir los límites individuales de la persona, con lo que aparece una formación en la que los integrantes de la masa se encuentran en constante contacto los unos con los otros sin importar el “quién” particular de cada uno de ellos.
La masa necesita una dirección: la masa “está en movimiento y se mueve hacia algo”. Para la subsistencia misma de la masa y para la prevalencia del sentimiento de igualdad entre sus integrantes es fundamental que exista una meta común que esté por encima de las metas individuales de los integrantes. Esta dirección funge como elemento de cohesión de la masa siempre y cuando sea una dirección común e inalcanzada.
Canetti escribió:“Si las gacelas tuviesen religión, si el león fuese su dios, le pondrían, para saciar su avidez, entregar por propia iniciativa una gacela. Exactamente eso es lo que ocurre entre los hombres: del estado de miedo masivo deriva en ellos el sacrificio religioso. Detiene la carrera y el hambre del peligroso poder por un tiempo”.
Por todo eso, resulta tan complejo formar opinión pública inteligente, madura, informada, si las masas están dosificadas con informaciones controladas desde los esquemas de poder y económicos, para estandarizar gustos comerciales, culturales y preferencias electorales. Por todo eso insistimos, la labor de un periodista es educar, informar.
Orizaba, Ver. Universidad del Golfo de México Norte, 26 de mayo de 2015.