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Ser bolero, un oficio honesto

Superiberia

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Orizaba.- Hasta hace una década el ser betunero o bolero era un oficio que se pensaba era para personas con un alto grado de rezago educativo, sin embargo, fue y ha sido una opción para menores o adultos qué buscan una forma honrada de obtener recursos para salir adelante, algo que a últimas fechas se vuelve cada vez más difícil porque entre los jóvenes se va perdiendo la cultura de un calzado limpio, además, por la situación económica de muchas familias, les obliga a sus integrantes buscar formas de tener una buena presentación de manera más barata.

La buena presentación nunca debe pasar de moda. El líder de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), César Silva Reyes, consideró que la buena presentación nunca pasará de moda para solicitar empleo, salir en familia, con la novia o el novio, con la pareja, “no podrás ir de traje con los zapatos sucios, o bien vestido”, y por ello los betuneros van a seguir existiendo, sin embargo, cualquiera puede encontrar en los supermercados o en las calles el material para realizarlo en casa.

Mencionó que en la ciudad la CROC cuenta con un sindicato de betuneros, quienes se encuentran bien organizados, incluso ante la autoridad, con un líder sindical y el permiso para realizar su actividad en el parque Castillo, en donde tienen sillas adecuadas para el oficio, “son parte del Pueblo Mágico, son un atractivo más y lástima que ya no están las neverías que estuvieron en ese sitio junto con las refresquerías, este espacio representa una fuente de trabajo para muchas personas”.

Consideró que en el folklor “de nuestros usos y costumbres, si realmente queremos un Pueblo Mágico tiene que haber ahí quienes den estos servicios, ¿qué tenemos que hacer?, cuidar que el aspecto de nuestros compañeros sea lo mejor posible, dentro de su humildad, su escasa posibilidad económica y que el servicio que le dé a la población sea confiable, atractivo
y limpio”.

César Silva, líder de la CROC, comentó que en su niñez e incluso hasta su adolescencia se dedicó a esta actividad para ayudar a su familia integrada por 10 hermanos, por lo que ahora como parte de una cultura o una costumbre acude al parque a leer el periódico, observar el movimiento que se da en el lugar, “el ir y venir de tanta gente, y a la mayoría los veo con su clientela habitual, ojalá y ésta sea una herencia para los jóvenes, que en el reflejo que tienen que dar observen que el calzado limpio es parte de una imagen personal”.

“Si te metes en una cantina, una pulquería, un billar o centro nocturno los vas a encontrar, son gente sin ningún control, que no están afiliados a ninguna organización, son libres y trabajan a la hora que quieren o cuando quieren y haciendo lo que quieren, pero ahí están, es una forma de ganarse la vida, siempre y cuando sea dentro de la honestidad”, mencionó el líder.

Entre los boleros que más recuerda mencionó a Melitón, un señor con 58 ó 60 años y quien desde niño se dedica a este oficio, dijo que él acude de manera ocasional a limpiar el calzado, pero también da servicio en las fiestas como mesero, “creo que es una forma honesta de llevar recursos a su hogar, aquí viene a bolearme mis zapatos, pero es una persona que admiro porque le gusta, es una persona que la ves con su cajón, pero también de blanco con su filipina sirviendo en las fiestas y en los eventos”.

Punto de referencia
La organización de los boleros en Orizaba, en forma de escuadra en el parque Castillo, ha sido un punto de referencia para ser copiado en otros municipios, incluso gente de fuera del estado ha visitado el lugar para observar esta organización, indicó el director de Desarrollo Económico del Ayuntamiento, Raymundo Reinoso Limón.

“Viene mucha gente de fuera, les saca fotografías porque les llama la atención estas condiciones, copian el modelo, ahí estamos hablando de 25 boleros”, y quienes trabajan en un horario de 9:00 a 21:00 horas y que las alternan entre ellos por turnos, explicó. Agregó que muchos de ellos tienen una clientela fija, por lo que uno tiene que ir desde temprano para dar el servicio a personas que acuden a trabajar, realizar sus trámites, que acuden a los bancos o alguna dependencia de Gobierno.

Mencionó que los espacios que ocupan actualmente en el parque son de la administración, por lo que cada que se requiere se les cambia sus toldos, se les pinta de un color uniforme y para ello, este grupo da una aportación de 40 pesos al mes, sin embargo, también reconoció que no todos los boleros se encuentran dentro de la organización, algunos andan en busca de clientes en espacios concurridos como son juzgados, cantinas y otros, de ellos se calcula que sean unos 20 ó 25 más, “no los tenemos registrados porque a ellos no les cobramos, trabajan generalmente los fines
de semana”.

Adultos mayores ven en la bola una forma de seguir siendo productivos.
Norberto Gómez Chávez, explicó que se dedicó casi toda su vida al oficio de panadero, tras cumplir los 60 años y lograr una pensión, con mucho tiempo libre y la falta de costumbre de estar sin hacer nada decidió ocupar una de las sillas para dar bola y lograr seguir siendo productivo.

Comentó que una tarde al estar en el parque, pudo observar que no todo el tiempo estaban ocupadas las sillas, por lo que preguntó la posibilidad de poder ocupar una, de esto ya hace casi seis años, en los que puede platicar y llevar dinero a casa, además de sentirse con una ocupación.

“Salí pensionado y nada más me andaba parando por aquí y por allá, y este carro estaba del lado del kiosco, abandonado, hablé con un amigo y fuimos al municipio, les dije que yo quería trabajar, que me hacía cargo del carro para repararlo, ellos hablaron con el comité del sindicato, me aceptaron y por eso me quedé”, detalló.

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