CDMX.- Cuando llegan los frentes fríos, el viento es un factor muy importante para hacernos sentir más frío del que realmente hay. Esto tiene una explicación científica: la sensación térmica o wind-chill.
En días fríos, cuando hace mucho viento la sensación térmica es mucho menor a la temperatura real en el ambiente. Cuando sopla el “Norte”, tenemos que llevar abrigo adicional si nos vamos de paseo a la costa. Además de las bajas temperaturas, hay otros parámetros meteorológicos que influyen en nuestra “sensación de frío”, como el viento, la radiación y la humedad relativa.
El concepto de sensación térmica se creó para dar una referencia aproximada de qué tanto afecta el viento a nuestra percepción de la temperatura, que en muchos casos es menor a lo que la columna de mercurio registra. Esta situación se debe a la capacidad de pérdida o ganancia de calor del cuerpo humano.
El índice de enfriamiento por viento se implantó en 2001 en Estados Unidos. Se basa en una escala que se elaboró con pruebas en túneles de viento y, desde entonces, algunos de los servicios meteorológicos utilizan este método para calcular este índice de enfriamiento. El cuerpo pierde más calor, mientras tengamos una mayor diferencia entre la temperatura de la piel (32ºC) y la del ambiente. La mayor diferencia se da en una delgada capa de aire que rodea todo el cuerpo de unos pocos milímetros, llamada límite. El espesor de esta capa varía según la fuerza del viento: cuanto más intensa es la velocidad del viento, menor es su grosor y se incrementa la pérdida de calor, por lo que se siente mayor frío.