Por Andrés Timoteo/ columnista
SEÑAL DE ALERTA
A un mes de ocurrida la tragedia en Colegio Cervantes de Torreón, Coahuila donde un estudiante de once años llevó dos armas de fuego y con ellas disparó contra sus compañeros matando a su profesora para luego suicidarse, en la Escuela Secundaria y de Bachilleres Artes y Oficios (ESBAO) de Córdoba se decomisaron ayer dos supuestas granadas activas que un alumno introdujo en su mochila.
Una versión apunta a que fueron sus compañeros los que dieron la voz de alerta y eso permitió el decomiso de ambos artefactos, y otra que se trató de una revisión sorpresa ordenada por los directivos del plantel. También hay tres especies sobre los artefactos, una que son granadas de fragmentación, otra que son de gas lacrimógeno y la tercera que son hechizos.
Cualquiera que sea el caso es grave en sí mismo. Un alumno que introduce un explosivo verdadero o simulado es un indicador de que algo está mal, desde la vigilancia de los padres hasta la permeabilidad en la escuela y la situación personal del adolescente. ¿Quería presumir, asustar o agredir a sus compañeros o maestros?, ¿Y si son granadas activas qué habría pasado sí las hubiese detonado? Ahora se estaría cronicando una masacre en esa escuela.
Y, ¿qué padre de familia permite que sus hijos manipulen granadas reales o simuladas y las cargue en el bolso de los útiles? Lo sucedido en la ESBAO es una luz de alerta para todos los planteles educativos. Muestra, por supuesto, la necesidad de un plan contra la porosidad de los mismos ante situaciones como esa. El operativo llamado “Mochila Segura” es imperioso, necesario y la opción inmediata para prevenir alguna tragedia.
Lo anterior no es una exageración pues el contexto de violencia que castiga a Córdoba y la región, y los casos de masacres en escuelas perpetradas por estudiantes en México -que son escasos, pero van en aumento- ameritan tomar medidas drásticas no solo en los planteles sino también en el seno de los hogares. Lo de ayer, se repite, fue una luz roja, una alerta encendida.
LA BRUJA DEL CUENTO
Circula una divertida videograbación en las redes sociales que, a primera vista, parece el fragmento de una obra teatral, pero se refiere a algo cierto. Es parte del discurso que la alcaldesa priista de Comapa, Carmen Cantón Croda dio en una escuela al inaugurar una obra construida por el ayuntamiento.
En el audio se oye: “Los adultos ya estamos maleados, de una obra que les prometí y que soy una mujer de palabra, fui atacada por muchos padres de familia por las redes sociales, como en los cuentos de hadas siempre está la bruja del cuento (sic) que quiere acaba con la princesa del cuento (otro sic), como en los cuentos de hadas siempre está el lobo que se quiere comer a Caperucita -ese cuento no es de hadas, risas- yo también tengo mi lobo”, sostuvo.
No se sabe si fue una amenaza o un ‘lapsus brutus’ pero agregó: “me quedan dos años muy buenos donde (más sic) verán más obras fantasmas”. Vaya, hasta parece confesión de parte al amagar con que seguirá haciendo obras “fantasmas” y, claro, el video se prestó para los memes y el cotorreo en la web.
Lo malo es que no es fantasía sino realidad pues hay acusaciones formales y puntuales contra Cantón Croda -como antes las hubo contra su hermana, Aurora, quien también fue alcaldesa de Comapa- de cometer pillerías con el dinero municipal y reportar eso precisamente, obras “fantasmas” ante las autoridades fiscalizadoras para justificar el robo del presupuesto.
Desde noviembre pasado se habla de un daño patrimonial por casi 15 millones de pesos en la administración municipal y en la reciente comparecencia en el congreso local de la titular del ORFIS, Delia González Cobos, se pidió una nueva auditoría al ayuntamiento ya que se presume al menos una veintena de obras públicas reportadas durante el 2019 que en realidad no existen.
Las denuncias contra Cantón Croda han venido de los propios comapeños, sobre todo los que habitante poblados como El Cimarrón y San Cristóbal, así como en las diversas colonias de la cabecera municipal que fueron timados con obras deficientes o inexistentes. Al parecer la alcaldesa se da vuelo con el dinero público, ya agarró la costumbre de “meterle mano al cajón”, acusan sus gobernados.
No hay que olvidar que el año pasado, el 18 de enero, el ORFIS también interpuso una denuncia penal por actos de corrupción cometidos en el ejercicio 2018 que van desde el reporte de obras inconclusas o inexistentes hasta la falsificación de documentos oficiales y la alteración de presupuestos para ‘inflar’ los costos, como se dice popularmente.
En cuentas resumidas, la gestión de Carmen Cantón en Comapa es un desastre y la corrupción brota por doquier. Yeso que apenas lleva dos años gobernando. Allí el ORFIS deberá revisar con lupa las cuentas municipales, aunque también el caso amerita que se investigue la riqueza personal de la alcaldesa.
Aunque en el discurso pronunciado en la escuela -del cual se da cuenta líneas arriba- Cantón Croda se auto compara con una princesa y con Caperucita Roja, la realidad es que ella sería la bruja de cuento, una con uñas muy largas.
CARNAVAL DE COYOLILLO
Es la reminiscencia de aquellas fiestas tribales de la tercera ‘madre patria’: África. Recuerdos lejanos de Mozambique, Mali, Ghana, Somalia, Costa de Marfil, Guinea y Zambia de donde llegaron los abuelos de los abuelos, encadenados y en barco, para trabajar en América donde echaron raíces y se hibridaron. Se hicieron mulatos, cimarrones, zambos, cholos, cuarterones, galfarros, cambujos y zambaigos.
Un sinnúmero de nombres se les ha dado porque hubo un sinnúmero de mezclas. En estos días es políticamente correcto referirse a ellos como afromestizos, pero hay etnólogos que aseguran que el mismo término “jarocho” fue uno de los asignados a los descendientes de los esclavos negros que arribaron durante la Colonia, principalmente para el trabajo en las haciendas azucareras y en la construcción de obras monumentales.
En las tierras veracruzanas los negros se arraigaron. Se casaron con mestizos e indígenas y mezclaron costumbres, religiones, pensares, cantares y bailes enriqueciendo nuestro suelo y, claro, nuestro léxico. Mocambo, Mozomboa, Mandinga, Almolonga, Matamba, Cananga y otros nombres hoy muy comunes vienen de las lenguas africanas.
Hay muchos sitios en Veracruz que forman parte de la diáspora negra. Yanga es el más relevante desde el punto de vista histórico pues allí se dio la insurgencia temprana de los esclavos negros y el establecimiento del primer pueblo libre del México colonial, pero también está Actopan que resalta en el aporte artístico.
Allí llevan 148 años celebrando el Carnaval de Coyolillo una reliquia cultural que mezcla lo indígena con la tercera raíz. Las máscaras y las danzas que se muestran en la pachanga carnavalesca son el recordatorio de África traída a América. Este año, el carnaval afromestizo de Coyolillo se realizará del 23 de febrero al primero de marzo.
Ya eligieron a su corte real que estará encabezada por Ángeles López, la primera monarca transmigrante – de los que van y vienen- pues nació en Chicago, Illinois, es hija de padres coyoleños que nunca perdieron la conexión con su tierra de origen. Ella regresó al pueblo y ahora fue electa para engalanar la fiesta.
El Rey Feo será Elvis López, estudiante de ingeniería, artesano, rimador y guitarrista. Es uno de los jóvenes impulsores del Museo Comunitario local y de la elaboración de las máscaras tradicionales que se lucen en el carnaval con los diablos, toros y jaguares, los tres personajes-tótem que danzan al ritmo de tambores y guitarras.
En este 2020, el lema del Carnaval de Coyolillo es “Somos afromexicanas, somos afromexicanos”, sumándose al toque de reivindicación femenina y equidad de género que ocupa al país en estos tiempos. El de Coyolillo es un carnaval viejo, pero modesto. A pesar de su riqueza cultural que bien podría ser aprovechada para el turismo, también es una fiesta olvidada por las autoridades. El Gobierno estatal no aporta un solo centavo y el ayuntamiento de Actopan solo migajas.
La fiesta ha sobrevivido siglo y medio por la terca voluntad de los lugareños que se niegan a perder la tradición heredada. Y vaya que hay bagaje de enseñanza en este carnaval pues en el convergen la resistencia al olvido, la transmigración, el feminismo, el indigenismo, la negritud y la memoria. El mestizaje pues, tanto racial como cultural.
En Coyolillo se hace cierta la poesía nerudiana: “Negros del continente, al Nuevo Mundo/ habéis dado la sal que le faltaba:/sin negros no respiran los tambores, / sin negros no suenan las guitarras. / Inmóvil era nuestra verde América/ hasta que se movió como una palma/ cuando nació de una pareja negra/ el baile de la sangre y de la gracia”.
También es incongruente que los organizadores del Carnaval de Veracruz prefieran traer delegaciones extranjeras -en esta ocasión vendrán de Japón y Panamá- e ignoren a Coyolillo pese a que su fiesta de carnestolendas es tan antigua como la porteña. Los frívolos organizadores del Carnaval de Veracruz alumbran la calle y dejan la casa en penumbras.