POR: Andrés Timoteo / COLUMNISTA
Mañana jueves se cumplirá la primera semana de la alternancia política en Veracruz y el balance es pertinente. El gobernador Miguel Ángel Yunes Linares no cimbró a la Nación con la información que había prometido, no porque no la tuviera sino porque esos datos fueron los que obligaron a la Federación a permitir su llegada a Palacio de Gobierno y a negociar el salvamento financiero, como ya se había dicho.
Sin embargo, Yunes arribó con una primicia en las manos: la recuperación de mil 250 millones de pesos de lo robado por el Gobierno del Estado –de los cuales 420 millones fueron recobrados por la Procuraduría General de la República (PGR) y el resto por el propio Yunes por sus pesquisas personales-. Es decir, en su discurso de toma de protesta exhibió la primera bocanada del llamado “vómito negro” de los saqueadores.
Cierto, es una parte mínima del monto de lo robado –el cual podría ascender hasta los 40 mil millones de pesos- pero es un inicio de lo que vendrá en cuanto a la recuperación del dinero sustraído. Esa cifra incluye propiedades como la finca “El Faunito” ubicada en Fortín de las Flores y donde se localizó una colección de obras de arte, y parte del rancho ecuestre “Las Mesas” en el Estado de México. Sin embargo, hay más de cien propiedades más a recuperar en el País y en el extranjero.
La numeralia del caso Duarte es de antología: 112 denuncias penales abiertas, cuarenta personas indiciadas, entre ellos colaboradores y familiares, 600 empresas “fantasma” que se habría integrado para robarse el dinero –de las cuales apenas 70 están bajo investigación fiscal-, y lo peor son los dos meses que cumplirá el cordobés y su esposa, Karime Macías, sin aparecer. Una huida apoyada por la estructura gubernamental y su escondite aparentemente tolerado por las autoridades estatales.
Lo negativo de la semana uno de la alternancia es que ni Duarte de Ochoa ni su esposa, ni sus familiares y ningún político involucrado en las fechorías, está encarcelado. Vaya, ni siquiera el oaxaqueño Flavino Ríos Alvarado, quien le prestó un helicóptero oficial para huir se encuentra indiciado. ¿Pues no que la justicia yunista iba a ser pronta y expedita? Nada, entonces bien se puede decir que también es la primera semana de impunidad para los fidelistas que dejaron el poder.
La periodista y diputada Marijose Gamboa lo expuso a la opinión pública: al Fiscal le permitieron salir por la puerta grande y en ese enjuague participó quien es encargado de despacho y aspirante a convertirse en fiscal general, el abogado Jorge Winckler. De ser cierta esa versión –y todo apunta a que lo es- Winckler quedará marcado con el sello de la componenda fuera de la Ley. Pactar la impunidad a escondidas de la gente y retorcer la Ley para proteger a otro le destruyó la credibilidad y la confianza al abogado que prometía para cosas buenas.
No cabe duda que con un sólo acto se pueden perder carreras y prestigios enteros. Y ya van tres cosas objetables que acumula el señor Winckler: una es que el cargo, dicen sus detractores, lo alcanzó porque hasta se arrodillaba en público frente Yunes Linares -hay fotografías que lo acreditan-. Dos, que es la negociación ilegal para dar impunidad al amateco Bravo Contreras y la tercera es el escándalo porque supuestamente carece de una cédula profesional para ejercer su profesión.
EL CORO DE
LOS BURROS
El otro escándalo ocioso –pero no por eso menos indignante- que enfrenta el Gobierno yunista también tiene que ver con las formas y la preparación académica, y es la polémica porque el perredista Rogelio Franco carecía de título universitario para encabezar la Secretaría General de Gobierno. Ante eso, la Universidad Veracruzana se lo entregó vía ‘fast-track’ -un mes antes de su arribo al cargo- el documento y eso no sólo exhibe a Franco Castán como un político no preparado, sino también a la UV por prestarse al chanchullo de otorgar títulos a políticos en emergencia. Ya se había dicho que llevar a personajes como Franco al Gabinete Estatal le traería malos ratos a Yunes Linares y miren, ahí está la exhibición patética que embarra tanto a la segunda oficina del Gobierno como a la casa de estudios. Y los exabruptos no paran ahí, pues ahora los panistas salen a hacer una defensa a ultranza de esa irregularidad. Ayer el coordinador de los diputados locales del PAN, Sergio Hernández, sostuvo que la UV debe tratar “igual a un político que a un estudiante”, buscando justificar la maniobra para concederle a Franco Castán un título exprés.
Esto ya se convirtió en un coro de burros y la perla de los rebuznos la dio quien la tenía que dar: el diputado Hernández, analfabeta que se atreve a opinar de la universidad cuando él ni siquiera ha logrado concluir su educación superior. Tal vez lo hizo porque a él mismo le conviene que la rectora Sara Ladrón le otorgue la titulación con facilidad al alegar que debe haber igualdad entre un político y un estudiante. No es posible tener en cargos públicos a personajes tan nulos y lerdos.
Claro que no es lo mismo el político que el estudiante, no hay comparación. Uno tiene los recursos y las influencias para comprar o presionar a la UV –como ya se está viendo- y burlar le legislación interna, y el otro siempre estará sometido a los reglamentos, exámenes, tesis, aranceles y a soportar el humor de los funcionarios universitarios para lograr titularse. No es lo mismo ni el uno ni el otro y el favor que la UV le hizo a Franco Castán, es una reverenda bribonada.
Aunque eso no es motivo legal para que renuncie un funcionario, Yunes le debería de exigir a Franco Castán su retiro por decencia y respeto a la comunidad universitaria, a los estudiantes que sufren para obtener un título. Además que así se sacudiría a tal jumento parlante que si le causa escándalos por su mera formación académica, habrá que imaginarse lo que hará cuando se inmiscuya en asuntos de política interna. Personajes como Franco Castán son los ‘pies de barro’ del Gobierno yunista.
GIRO A LA DERECHA
En América como en Europa, hay una ola de derecha que recorre los países y que lleva crestas de fascismo. En Argentina regresó el Gobierno conservador y pro-militar de Mauricio Macri, en Brasil se dio el Golpe de Estado ‘suave’ contra Dilma Rousseff, para que la plutocracia colocara al también conservador extremista Michel Temer y en Estados Unidos la elección de Donald Trump sigue sacudiendo el orbe.
Todos ellos llevan a cabo – o pretenden hacerlo en el caso de la Unión Americana- la reversión en políticas y programas tendientes a favorecer a las mayorías, reduciendo los esquemas de apoyo en salud, educación, vivienda y subsidios a los más pobres, así como la contracción y congelamiento salarial. Son defensores de la libre empresa y del dominio del mercado sobre el Estado. Así, hay una tendencia mundial para desandar los avances en materia social, en logros democráticos, en libertades individuales y por supuesto, para precarizar más la situación de los desfavorecidos. En Francia eso tiene eco y para el 2017 se pronostica una derrota estrepitosa de la izquierda que actualmente está en el poder con el Partido Socialista (PS), del cual surgió el actual mandatario, François Hollande, quien ya rompió el récord en impopularidad.
En el mes de noviembre Hollande se ubicó como el presidente galo más repudiado en toda la historia, pues sólo tiene el 4 por ciento de la aceptación de los franceses, es decir, más de nueve de cada diez ciudadanos lo repudian, o sea casi todos. Ni siquiera su papel de guerrero-vengador por los atentados terroristas del 13 de noviembre de 2015 y de Niza en julio pasado logró detener la caída de su imagen. Por ello, a finales de la semana pasada anunció que no buscará postularse a la reelección, aún cuando legalmente tiene derecho. Ahora, sin el llamado candidato natural del PS la Presidencia de Francia, el primer ministro Manuel Valls anunció su participación en la elección interna del PS para buscar la candidatura presidencial. Sin embargo, Valls llegará muy débil por la impopularidad de todo el Gobierno socialista y es casi un hecho de que lo repudiarán en las urnas los franceses. Entonces, las dos opciones que quedan son el regreso de la derecha con el partido de Los Republicanos (LR) y la ultraderecha con el Frente Nacional (FN) de corte pro-nazi.
Por la derecha (LR) se perfila como virtual candidato el actual diputado François Fillon, quien fue secretario de Ecología durante el Gobierno de Nicolás Sarkozy y con posibilidad de ganar la presidencia ante el miedo que provoca el Frente Nacional. Lo malo es que Fillon lleva un programa de Gobierno, acorde a esa ola de derecha que invade los gobiernos. Se ha pronunciado por recortar el gasto social –salud, educación, vivienda, seguridad social y subsidios a familias pobres- por la reducción del aparato gubernamental, y por apoyar en primer plano al sector empresarial aún a costa de los trabajadores. La prensa francesa lo califica como ultra liberal y pro-ruso. Así, el mundo gira a la derecha y con riesgo de terminar en la ultraderecha o en gobiernos fascistas.
La izquierda en el mundo está en crisis porque no supo responder a las expectativas de las sociedades y porque en muchos países –entre ellos Francia- se “derechizó” al grado de que los términos revolución, libertad, igualdad, socialismo y proletariado, sólo lo conservan en nombres y discursos. Nada bueno se espera con esa ola de derecha en los sistemas gubernamentales. Todo lo que salga de ese reacomodo geopolítico será para la perdición de las mayorías –léase: del pueblo-.
En México también el partido que aglutinó durante los últimos tiempos a la izquierda, el de la Revolución Democrática (PRD) se “derechizó” en sus ejercicios gubernamentales y sobre todo en sus alianzas electorales. Ahora el Sol Azteca es el lazarillo de Acción Nacional, se burlan los comentaristas. También es excepcional en México la recomposición de los hitos en la izquierda porque ahora el que se alza con esa representación es el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Es más, parte de esa excepcionalidad que hoy se percibe en el País es que el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador se mantiene como el personaje más conocido y con mayor posicionamiento entre el electorado rumbo a los comicios presidenciales del 2018 y el ‘manotazo’ contra los partidos de derecha –PAN y PRI- podrían concretar, ahora sí, el arribo del tabasqueño a la Presidencia.