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Seguridad y medios: el espejo de la feria

Superiberia

Llegué tarde a casa, tras salir de mi emisión de radio. Una de mis hijas no se había dormido y observaba atenta el televisor.

Para mi sorpresa, no era ninguna caricatura de esos canales que ofrecen 24 horas ininterrumpidas de caricaturas en donde todos sus personajes brincan y gritan. No.

Con cierta cara de extrañeza, veía… un noticiario nocturno de televisión.

Al principio supuse que no le gustaría, o que quizá le aburrirían varios temas como el cierre de las bolsas o el dólar interbancario, etcétera.

No obstante, se veía interesada. Me senté con ella. Me miró incrédula “¿Todos son malos?”, espetó. “No todos”, respondí. “Somos más los buenos que los malos”.

No obstante, podrías tener esa impresión viendo un noticiero. “Pero los malos son muy malos” , replicó. “Eso es cierto”, acepté.

En realidad, ambos teníamos razón.

 

Aperitivo: el espejo de la feria

Recientemente me invitaron a dar una conferencia en el Congreso Latinoamericano de Seguridad, organizado por ASIS, en el ExpoBanamex.

El tema fue, justamente, el papel que juegan los medios en el ámbito de la seguridad pública. Fue una amena y larga charla, porque el tema da para mucho. Más todavía si el auditorio son todos especialistas.

Lo primero fue dejar muy en claro que la realidad de la seguridad o inseguridad pública en un país es la que es. Punto. Los medios son sólo un reflejo.

Y es que esto funciona como el espejo de una feria. Te pones enfrente, y según el espejo puedes verte delgado, gordo o distorsionado. Pero es un reflejo tuyo. Si no estás tú, no refleja lo que ves.

Así son los medios a nivel masivo. Algunos engordan, otros adelgazan, otros distorsionan, pero todos son un reflejo de la sociedad en la que vivimos y la realidad que se vive en ella.

Los factores

La percepción de inseguridad no sólo se construye por impactos mediáticos. 

Se construye por varios factores; principalmente estos tres:

a) Falta de datos confiables. No hay datos generalizados y aceptados por  todos.  No es como la contaminación. Sólo se requiere ver el Imeca. Si está alto, es que hay mucha, si no, poca. A nadie se le ocurre cuestionarlo; son datos aceptados por todos. No obstante, en materia delictiva no hay datos aceptados por todos. Al gobierno en todos los niveles no se le cree una coma. Los mecanismos independientes como los de la ONU o el RINDE del Consejo Ciudadano se conocen poco y no se citan para dar contexto a las notas.

b) La violencia exacerbada genera una mayor ansiedad colectiva y su resonancia es enorme. Produce una mayor situación de miedo, incluso en lugares remotos a los hechos sangrientos, y no son equivalentes a una medición objetiva de seguridad o inseguridad en todo un país, por lo que genera distorsión de la situación real. Cuando sucede, se dispara el gasto en protección, en armas, etcétera.

c) La laxitud, incompetencia o franca ineptitud de las autoridades no sólo genera la nefasta y dañina impunidad, sino que provoca una clara sensación de vulnerabilidad extendida, por lo que aumenta considerablemente la percepción de inseguridad, además de que favorece la consecución de delitos en términos absolutamente reales.

 

Ay, el espejo de la feria.

Piatto forte: la especulación

¿Es suficiente una tregua mediática? Desde luego que no.

Dejar de hablar de la violencia y la criminalidad no la reduce.

Es cierto que el diálogo de un gobierno con la sociedad no puede ser sólo de violencia, detenidos, abatidos, apresados, muertos, cárteles, armas, droga, sangre.

No sólo provoca una desmedida ansiedad, sino que necesariamente acaba por magnificar el problema y dibujar la percepción de que no hay otra cosa.

No obstante, el reducir el diálogo violento, la narrativa del gobierno, no debe equivaler a dejar de informar.

El silencio puede crear el que llamo “efecto iceberg”.

Este consiste en: no sé nada, tengo incertidumbre y, por lo tanto, siento que me ocultan cosas, de tal manera que una pequeña información se entiende como la “punta del iceberg” y el resto se llena con especulación.  

Y mis queridas y queridos, en este país, imbuido de sospechosismo a ultranza, la especulación es más que abundante. ¡Es el deporte nacional!

Ay, el espejo de la feria.

Dolce: cacao

Así es. Obscuro y delicioso manjar que la naturaleza nos ofrece. Aportación de nuestro México al mundo.

Y claro, un sutil café de Chiapas o Veracruz. Oaxaca o Guerrero. En todo el territorio nacional producimos café de primera.

Esta columna tomará unos días de descanso, justamente en búsqueda de ese pedacito de mar. Reaparecerá antes de que termine julio. No obstante, el diálogo continúa en radio a partir del 22 y en Twitter (@CiroDi ) todos los días, a la hora que se les pegue… la gana

¡Abur!

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