Orizaba.- Los fieles católicos participaron ayer de las actividades del segundo viernes de Cuaresma, tiempo que se asume como el camino y no la meta, se le considera un lapso de reflexión o motivación para vivir la renovación o la resurrección.
En una realidad actual, donde hay muchas distracciones, ruido y contaminación auditiva, los católicos están llamados al silencio a nivel humano y psicológico, porque alguien que es capaz de buscarlo para encontrarse consigo mismo le ayuda a evaluar su vida, hacer examen de conciencia y adquiere la virtud de la prudencia para no decir algo que pueda lastimar, difamar o no edificar.
La Cuaresma puede ser el desierto especial de encuentro con el Señor, humanamente es posible aprender a vivir el silencio y vencer tentaciones, ”una cosa es ser tentados y otra que accedamos con nuestra libertad a caer en esa tentación, la enseñanza es no dialogar con el mal, no ponerse en situaciones que orillan a caer en la tentación”, manifestó al respecto el vocero de la Diócesis,
padre Helkin Enríquez Báez.