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Santa Claus llegó a la cultura mexicana para quedarse

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AGENCIA

Nacional.- La figura de Santa Claus, tan arraigada en las tradiciones navideñas de muchas familias mexicanas, tiene una historia que se remonta varias décadas en territorio nacional, según un artículo publicado por la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Aunque la presencia de Santa Claus en México se registra en algunas jugueterías de la Ciudad de México desde la década de 1920, fue alrededor de 1950, de la mano de una compañía refresquera, cuando su presencia aumentó considerablemente. Este fenómeno se asoció con la influencia del “american way of life”, considerado en ese momento como el ideal de modernización mexicana.

La doctora Susana Sosenski, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, señala que la adopción de este símbolo cultural estadounidense por parte de niños y familias mexicanas fue resultado de una mayor apertura de México a intercambios culturales con Estados Unidos y la relativa facilidad de la clase media mexicana para adoptar tradiciones culturales extranjeras.

A pesar de la asimilación de Santa Claus en la década de 1950, este personaje fue inicialmente visto como un extranjero indeseable y portador de una cultura ajena, vinculado estrechamente a la sociedad de consumo. En esa época, diversos sectores de la sociedad, incluyendo periodistas, publicistas, empresarios, escritores y representantes de la Iglesia católica, manifestaron su desacuerdo con la presencia de Santa Claus, temiendo que desplazara a los Tres Reyes Magos, figuras históricamente asociadas a las festividades navideñas en México.

Cuando Santa Claus llegó masivamente a México, fue considerado como una representación de la cultura estadounidense centrada en el consumo, el materialismo adquisitivo y la comercialización de la Navidad. La disputa en torno a su presencia se centraba en la defensa de las tradiciones católicas mexicanas.

La doctora Sosenski destaca que, en ese momento, Santa Claus se vinculaba estrechamente con los regalos, especialmente los juguetes, y su presencia conformaba el proceso de construcción de los consumidores infantiles en México.

A pesar de las resistencias iniciales y los argumentos nacionalistas, católicos y antiestadounidenses, Santa Claus se integró a las tradiciones navideñas mexicanas gracias a estrategias culturales que utilizaron los medios de comunicación, agencias publicitarias, la industria cinematográfica, la radio, la televisión y la prensa. Estos medios promocionaron repetidamente la figura de Santa Claus para atraer a los niños a las tiendas departamentales.

Con el tiempo, las figuras de Santa Claus y los Reyes Magos aprendieron a convivir, no solo por la receptividad de los mexicanos a la influencia estadounidense, sino también porque los comercios notaron que tener ambos personajes en el gusto de los niños favorecía el consumo tanto en la Navidad como en el Día de Reyes.

En resumen, las transformaciones económicas y la búsqueda de modernidad en México durante la década de 1950 propiciaron el surgimiento de la tradición de Santa Claus, convirtiéndose en un espacio de disputas religiosas e ideológicas, pero también en un lugar de reflexión sobre lo nacional y lo propio en un país que enfrentaba la creciente transnacionalización de rasgos culturales.

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