La semana pasada se presentó en el teatro Pedro Díaz una obra original del dramaturgo Humberto Robles. Sangre en los tacones muestra el lado más afilado de la crítica social y política, que casi inadvertidamente va deslizando entre los diálogos, que no dejan títere con cabeza y que por momentos son de una especial dureza, que se asimila de modo casi subliminal entre risa y carcajada. La sátira es cruda y descarnada, aunque por momentos parezca tan irreal que supera a la vida misma.
La obra narra diferentes historias que describen la rutina diaria que se vive en la Ciudad de México; con referencias locales, los actores relatan el paisaje humano. Delincuencia de bajo perfil, la desaparición de ciudadanos aplastados por el sistema y la doble moral de la vida de las personas y el transgénero, son algunos temas que toca esta sátira.