Yanga.- Paredes llenas de moho, ruinas, campo y naturaleza, es lo que hasta ahora guarda la ex hacienda azucarera ubicada en la congregación de JJ Baz o San José del Corral, la cual encierra los secretos de cómo trabajadores o esclavos fabricaban el azúcar en la época colonial, hasta la fecha la historia no ha sido revelada a nivel nacional por falta de
promoción turística, pero cada pared fue testigo de las herramientas qué daban paso a que las familias de esa época tuvieran con qué endulzar sus alimentos.
Historiadores de la zona relatan que mediante un molino daba paso convertir los cristales en azúcar, asimismo en esta hacienda llamada San Joseph el Corral, fue fundada en 1760 por don Bartolomé Laurencio en donde también se realizaban los famosos panes de “sal”, populares en la zona y de fácil acceso para los empleados de esa fábrica.
Algunos de los habitantes llamaban al molino “trapiche”, el cual contenía un aljibe para depositar el guarapo, jarabe, o jugo de caña, este lugar que fue cerrado en sus operaciones en 1812 cuando Francisco Antonio de la Llave fue asesinado por un soldado realista en pleno movimiento de Insurgencia, porque simpatizaba con la causa de Morelos, era uno de los principales emprendedores en la industria azucarera en la zona Centro del estado.
La ex hacienda azucarera ha contado generación tras generación de dicha congregación que fue expropiada en tiempos del emperador Maximiliano porque De la Llave, con un pensamiento liberal apoyaba la causa de Benito Juárez al término del imperio, pero una vez restituida la República, siendo gobernador Ignacio de la Llave dejó sin efecto ese decreto imperial y le restituye todas sus propiedades a la familia De la Llave.
Sin embargo, por muchos años este lugar tras su cierre, ha permanecido en el olvido, en ruinas, sin que a nivel nacional esta historia aparezca en los libros de texto.
Se espera que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dé la autorización para que el lugar sea reabierto, tenga rehabilitación y pueda contar su historia a todos.