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Internacional.- En el último tramo de su mandato como embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar mostró un marcado distanciamiento de los gobiernos de la Cuarta Transformación, especialmente en lo relacionado con la seguridad en el país. Durante una conferencia de prensa, el diplomático arremetió contra la estrategia de seguridad del gobierno mexicano y acusó a las autoridades de negar la grave realidad que enfrenta el país en términos de violencia.
Salazar sentenció que la estrategia de “Abrazos, no balazos” no tuvo éxito, aludiendo a las crecientes cifras de violencia, y señaló ejemplos como los recientes hechos en Sinaloa y el asesinato del padre Marcelo en Chiapas. “Por muchos años se ha dicho que todo está bien en México, que hay seguridad, pero vemos Sinaloa, vemos Culiacán”, afirmó, subrayando que las autoridades no pueden ignorar la magnitud de los problemas de seguridad.
El embajador también criticó abiertamente el comportamiento de los gobiernos recientes al eludir la responsabilidad y culpar a gobiernos anteriores o a Estados Unidos por la violencia que se vive en el país. “Echarle la culpa a otros, a Estados Unidos como se hace muy claramente, no es lo que se requiere”, manifestó, en alusión a los reclamos de López Obrador y Claudia Sheinbaum, quienes han señalado a Washington como responsable de la explosión de violencia en el estado de Sinaloa.
Salazar expresó además su preocupación por los recortes presupuestarios que, a su juicio, perjudican a las fuerzas de seguridad. “No se puede pagar a un policía casi nada y esperar que haga bien su trabajo”, dijo, señalando la corrupción existente en las corporaciones policiales y las fiscalías, y cuestionando la falta de inversión en seguridad por parte del gobierno mexicano.
Si bien Salazar moderó sus críticas hacia Claudia Sheinbaum, quien asumirá la presidencia en diciembre, las palabras hacia el presidente López Obrador fueron más contundentes. El embajador dejó claro que la relación entre ambos gobiernos se había deteriorado por completo, especialmente después de la captura de Joaquín Guzmán López e Ismael “el Mayo” Zambada por parte de las autoridades estadounidenses. Salazar detalló que, tras esos hechos, el gobierno de México cerró las puertas a la cooperación, interrumpiendo así los esfuerzos operativos conjuntos en la lucha contra el crimen organizado.
Aunque su mandato está cerca de concluir, Salazar mostró esperanza de que el gobierno entrante de Sheinbaum pueda mejorar la situación de seguridad, pero insistió en la necesidad de una cooperación “profunda” con Estados Unidos y de una verdadera inversión en el sector. “Pongo mi esperanza en que el gobierno de Sheinbaum logre avances, pero esto solo será posible con un esfuerzo conjunto”, concluyó.
A pocas semanas de su salida, Salazar se prepara para un viaje a las fronteras de México, donde abordará otros temas clave de la relación bilateral, como la migración y la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC).