Córdoba.- El incremento al salario mínimo para el próximo año es una medida inequitativa.
Mientras en una familia normal el padre y la madre tienen que trabajar para solventar los gastos de la vida diaria, la clase política sigue gozando de “jugosos” salarios y beneficios monetarios exorbitantes que sólo sirven para agudizar la marginación entre la población.
En entrevista con el obispo Eduardo Patiño Leal, al término de la 18° Asamblea Eclesial Diocesana, éste consideró que aunque existen empresas y negocios que pagan más de un salario mínimo al trabajador, la realidad es que los empleos son pocos y mal remunerados.
Aunque el incremento al salario mínimo se considera parte de los procesos financieros que se deben ajustar, este tipo de situaciones mantienen cierto grado de marginación social, por lo cual deberían cuestionarse las verdaderas opciones a seguir para mejorar los ingresos de la gente y acabar definitivamente con la pobreza.
Además, reconoció que es desagradable saber que hay quienes reciben salarios muy altos, como las autoridades legislativas, del Congreso, de las secretarías y quienes integran la clase política, cuyos salarios -comparados con un trabajador normal- son abismalmente mayores.