Por: Andrés Timoteo / columnista
Ya se dijo, Córdoba es un laboratorio electoral donde ocurren experimentos raros que más bien parecen sainetes. En las últimas horas corrió la versión de que el exalcalde panista, Hugo Fernández Bernal, renunció a la postulación que le hizo el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) para contender por la Diputación Federal, algo que oficialmente no se ha confirmado -no hasta la hora en que se redactaba este texto-, lo que viene a modificar las proyecciones.
De ser cierto, se confirmaría que el ‘señoritingo’ Fernández Bernal no soportó la presión de las redes sociales, pues allí, cientos de cibernautas se volcaron en descalificaciones por su nominación. La otra posibilidad es que de plano lo ‘batearon’ de ese Partido por su débil candidatura. Lo que sí es cierto es que tarde o temprano renunciaría, pues no es un personaje de agallas para librar competencias electorales. Es más, en la maraña de especulaciones hasta se había dicho que si llegaba a la contienda, de última hora declinaría por la candidata de la coalición PAN-PRD-PMC, Marisol Arróniz.
También, de confirmarse la especie se abre nuevamente la oportunidad para el diputado local Zenyazen Escobar, quien había sido marginado de esa candidatura para beneficiar al panista. En las últimas horas había trascendido que el profesor Escobar entabló negociaciones con el Partido Nueva Alianza (Panal) para ser nominado en el Distrito, lo que provocaría un boquete a Morena en la zona Centro.
Leticia Luz López, hija de la alcaldesa panista de Córdoba, Leticia López Landero, fue confirmada como candidata a la Diputación Local por la alianza PAN-PRD-PMC.
LA TERCERA MUJER
Veracruz es una de las entidades donde, si bien se dio el cambio político en el 2016, tiene pendiente el equilibrio de género y una muestra de ello es que ninguna mujer lo ha gobernado, a diferencia de otros estados, como: Zacatecas, Tlaxcala, Yucatán y Sonora, que tuvieron mandatarias surgidas del voto popular. Es más, a nivel local sólo se han tenido tres candidaturas femeninas, la última es la de la diputada minanteca, Miriam Judith González Sheridan, quien actualmente contiende con las siglas del Partido Nueva Alianza (Panal).
La segunda fue la expanista Alba Leonila Méndez Herrera, exdiputada y exalcaldesa de Atzalan, quien en el 2016 fue candidata a la Gubernatura por el Partido del Trabajo (PT). No lo hizo por convicción o ideales políticos sino para tratar de restarle votos al entonces candidato de la alianza formada por el PAN y el PRD, Miguel Ángel Yunes Linares. En los sótanos del poder se afirma que la fidelidad le pagó 10 millones de pesos a Méndez Herrera para abandonar el panismo en medio de la estridencia y acusaciones, y convertirse en candidata de los petistas.
Fue mala inversión, pues sólo logró que 49 mil 500 ciudadanos votaran por ella, es decir, acopió únicamente el 1.62 por ciento de la votación, lo que puso en aprietos al PT, que perdió el derecho a tener prerrogativas -léase: financiamiento- a nivel estatal, pues no alcanzó el 3 por ciento que exige la Ley para mantener el registro. No fue despojado del mismo porque es un Partido federal, pero sí perdió las ministraciones monetarias.
Y la primera mujer en aventurarse a una candidatura por la silla estatal fue la maestra Gloria Sánchez Hernández, egresada de la Normal Veracruzana y activista magisterial por muchos años. Ella fue fundadora y la primera dirigente estatal del Movimiento Regeneración Nacional (Morena). En los comicios de 1986 fue candidata del desaparecido Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) y se enfrentó a la hegemonía absoluta del PRI.
El ganador de esa contienda fue, como todos saben, Fernando Gutiérrez Barrios, quien acaparó el 86 por ciento de los votos. Eran tiempos de los ‘carros completos’ para el tricolor. La maestra Gloria Sánchez sólo obtuvo 7 mil 360 votos, o sea el 0.5 por ciento. Sin embargo, ahí estuvo dando la batalla desde ese tiempo y se ha mantenido como una mujer congruente con su posición de izquierda.
Fue también de las pocas mujeres en creer desde el principio en el proyecto del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador y mantenerse fiel al mismo. Originalmente se decía que la periodista porteña, Socorro Aubry, a quien López Obrador hizo candidata a la Diputación Federal por la 58 Legislatura -de 1997 al año 2000- cuando era dirigente nacional del PRD, sería la mujer fuerte del lopezobradorismo en Veracruz, pero resultó un fiasco.
Tras culminar su período legislativo -en el cual no hizo nada trascendente- Aubry se fue a trabajar al Gobierno de la Ciudad de México y luego le encargaron la coordinación de las redes ciudadanas cuando López Obrador fue candidato presidencial en el 2006, pero traicionó su proyecto en los tiempos de la fidelidad y la historia de cómo fueron entregadas las redes ciudadanas a los priistas la conocen todos los porteños.
La maestra Sánchez fue la única mujer que se mantuvo al pie de la raya, promoviendo a López Obrador desde que todavía estaba en el Sol Azteca. Pese a ello, ha sido muy maltratada en Morena. Fue echada de mala manera de la dirigencia estatal, la cual se le entregó al defeño Manuel Huerta Ladrón de Guevara y luego los grupos internos liderados por la zacatecana Rocío Nahle y Cuitláhuac García, la hicieron a un lado en todas las cuestiones directivas
Los tres, Nahle, Huerta, y García se encargaron de marginar y hostigar a todos los cercanos de la profesora Gloria, a quienes veían como enemigos porque llevaban mucho más tiempo en Morena que ellos. Ahora, a la profesora le dieron un premio segundón, pues la colocaron como suplente de Rocío Nah-le en la fórmula al Senado, con una pequeña oportunidad de acceder a la curul, pues si gana López Obrador la Presidencia de la República, la zacatecana asumiría la titularidad de la Secretaría de Energía (Sener) y dejaría el cargo legislativo vacante.
Si no gana Morena los comicios presidenciales, la maestra Gloria se quedará nuevamente marginada. Por su trayectoria y congruencia, ella debió ser una de las beneficiadas con una candidatura plurinominal, no mandarla a hacer campaña. Empero, así se las gastan en Morena, donde prefieren recibir y regalarles candidaturas a personajes impresentables y extremadamente corruptos que reconocer a sus propios militantes de valía.
Por cierto, en el tema de la candidatura de la arquitecta González Sheridan, candidata del Panal, esta es meramente anecdótica, pues sus posibilidades de triunfo son casi imposibles y más si se considera el antecedente de las elecciones del 2017, cuando ese partido apenas si tuvo 209 mil votos. Se ha dicho que la postulación de la Diputada Local con licencia por el distrito de Minatitlán es un juego a la inversa, es decir, que fue lanzada para tratar de restarle votos a Morena, que tiene su bastión en el Sur del Estado y de paso al PRI, porque localmente se fracturó la alianza que el Panal suscribió a nivel nacional con el tricolor.
Hoy González Sheridan está jugando el papel que en el 2016 tuvo Alba Leonila Méndez y eso es un punto negativo en el contexto de una anhelada paridad de género, porque ambas mujeres son usadas como “candidatas de desecho”, no como verdaderos proyectos de cambio político. Eso sin considerar que ninguna tiene la estatura moral de la profesora Sánchez Hernández. Entonces, se confirma que Veracruz es un estado rezagado en igualdad de género y también en el respeto a la dignidad de las mujeres que quieren dedicarse a la política partidista. No se les toma en serio, pues.
‘PAPAS CALIENTES’
Históricamente la designación de candidaturas, tanto uninominales o plurinominales ha generado inconformidad en la militancia de los partidos políticos, pero ésta tradicionalmente se apaciguaba por diferentes métodos: la disciplina, la ‘operación cicatriz’ -creada en el priismo-, los premios de consolación y en algunos casos extremos, las sanciones. Hoy parece que el efecto de esas medidas no es suficiente para contener a los inconformes y la efervescencia está en casi todas las fuerzas políticas.
Donde más priva el malestar, junto con el cuestionamiento ético e ideológico, es en el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) -para variar- por la postulación de verdaderas ‘papas calientes’, personajes insostenibles moralmente e impresentables éticamente. Hay dos candidatos al Senado por la vía plurinominal que son ejemplo de la decadencia moral de Morena: Napoleón Gómez Urrutia, el líder del sindicato minero y Germán Martínez Cázares, el calderonista a rabiar, cómplice del fraude electoral del 2006.
El primero es un líder charro que en su vida ha tomado un pico o una pala, aunque heredó el cargo sindical de su padre, que lo regenteó por 40 años. Además, está acusado desde hace años de un fraude por 55 millones de dólares a las arcas sindicales; vive en Canadá como jeque árabe -a donde huyó de la justicia mexicana- y es el responsable del abandono sindical a miles de obreros mineros que son explotados por las transnacionales canadienses, las cuales además devastan ecológicamente el territorio nacional. Ahora el tabasqueño López Obrador lo define como un “perseguido político porque se peleó con los machuchones”.
López Obrador ya no quiere usar el término de “Mafia del Poder”, lo ha dicho expresamente, tal vez porque ésta ya se anidó en Morena, su nueva casa. Pero la peor defensa del famoso “Napito” la hizo el dirigente estatal, Manuel Huerta, quien ayer tuvo la osadía de compararlo ¡¡con Ricardo Flores Magón!! El prócer de la libertad de expresión y la democracia durante el Porfiriato. Ahora sí, como dirían los mordaces malhablados, al señor Huerta “se le descompuso el flotador de ‘miércoles’ y ésta se le fue a la cabeza”. Caso similar es el de Martínez Cazares, indefendible por los cuatro costados, pero quien ya fue perdonado por el tabasqueño; lo acaba de decir ayer, que le otorgó la gracia política y redentora. En la misma bolsa están otros nominados como el exjugador Cuauhtémoc Blanco a la Gubernatura de Morelos, la de la conductora televisiva Lily Téllez, la del bailarín nudista, Sergio Mayer o la panista Gabriela Cuevas, por citar los casos más recientes de personajes advenedizos que han desplazado a los verdaderos militantes y que son sendas “papas calientes” para la integridad ética de Morena.
Ya no se diga de los pactos soterrados con la maestra Elba Esther Gordillo y su parentela, con empresarios voraces surgidos del salinismo y el caso más bochornoso, el trato con Javier Duarte desde el 2016 para intentar que ganara Cuitláhuac García con dinero público y el aparato estatal. El partido de López Obrador abraza a sus antiguos verdugos sin pudor y se entrelaza con los corruptos en un pragmatismo radiactivo para sus postulados ideológicos.