
De la Redacción
El Buen Tono
Fortín.- Mientras los problemas de la ciudad se acumulan y la inconformidad social crece, el presidente municipal, Gerardo Rosales Victoria, se niega a dar la cara, como buen mañoso y cobarde que es.
Por segundo día consecutivo, este medio de comunicación acudió al palacio municipal para solicitar una entrevista con el edil, pero el personal se negó a permitir la entrada, o por lo menos confirmar su presencia.
Su negativa generó malestar entre los ciudadanos, quienes observan con creciente desconfianza la actitud evasiva del alcalde.
En un contexto donde la transparencia debería ser un principio elemental del servicio público, Rosales Victoria optó por ocultarse tras las puertas cerradas del palacio municipal.
El silencio del funcionario es preocupante, pero también revelador del perfil de una administración debilitada, que rehuye la rendición de cuentas y evita el contacto directo con la prensa.
La falta de disposición para asumir su responsabilidad ante los medios y la población expone el deterioro político de su gobierno y el miedo a confrontar una realidad que lo rebasa.
Lejos de demostrar liderazgo y compromiso, el alcalde de Fortín se esconde, mientras los reclamos sociales aumentan, dejando en evidencia a una gestión cada vez más señalada por su opacidad y ausencia.
La administración de este profesor entre comillas es un caos, por eso se niega a que lo cuestionen, y se oculta para evitar dar la cara.
