Un país mejor ¿Es posible?
¡AH JIJOS! Así diría mi hija de todo lo que está pasando. Y es que hay tanto que evaluar, tanto que reflexionar, tanto por hacer y platicar, que ya no sé por dónde empezar y en dónde terminar, porque mi cabeza no para de dar vueltas. Lo que sí sé es que éste país es exasperante, pero lo amo y mi propósito es contribuir para que todos luchemos a diario para conseguir un país mejor, unidos en una relación dialéctica y por lo tanto contradictoria, en donde justamente el reconocimiento de nuestras diferencias sea nuestra semejanza, y la confrontación extrema de nuestras ideas sea el pan de cada día.
Es demasiado pronto para sacar conclusiones de la detención del Chapo. Quienes quieren madrugar en éste sentido seguramente no acertarán con sus contribuciones. Al Chapo lo detuvieron y ya… que si es él, que no se parece, que es un sustituto, que si estaba coludido con quien sabe quién, que si cooperó para la campaña de ciertos políticos, que si sus hijos están enojados y ahora amenazan a todos, que si Televisa hizo de nuevo un montaje con reportaje especial, y tantos etcéteras como las redes sociales permitan imaginar. Simplemente lo detuvieron, cuando en realidad a mí me late que ya lo tenían detenido en una especie de arresto domiciliario extralegal, esperando el momento adecuado para anunciar su detención, políticamente hablando. Dicen que no lo habían hecho antes pues se mantenían esperando, vigilándolo hasta que estuviera en un lugar donde la balacera en ciernes no afectara a civiles (¡¡¡ahora resulta que eso preocupa, cuando la población civil ha soportado años de violencia y muerte!!!), pero esas son puras suposiciones. A los mexicanos nos encanta echar a andar nuestro imaginario con este tipo de asuntos, y todos nos volvemos expertos en la materia cuando en realidad deberíamos aceptar que solo sabemos que no sabemos nada.
Yo te pregunto, a ti lector, ¿en qué afecta o beneficia en tu vida diaria, cotidiana, tal acción del gobierno? No digo que lo del Chapo sea un asunto sin importancia, lo que quiero decir es que hay tantas cosas que mejorar en nuestra vida cotidiana como para estar inventando historias increíbles sobre la detención del hombre más buscado del mundo, que para acabarla de amolar es mexicano. E insisto, no olvidemos las palabras de Noam Chomsky: “El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas”. Tanto se distrae de lo esencial el ignorante, como el que, dándoselas de saberlo todo, pretende desmenuzar intelectualmente tales noticias pretendiendo descubrir el hilo negro.
Ahora está de moda que intelectuales y ex funcionarios públicos digan saber mucho de lo que pasó hace diez o veinte años, y que lo saben de primera mano, que ahí estuvieron. La pregunta es ¿por qué decirlo hasta ahora? Y me refiero a varios ejemplos que han salido a la luz últimamente. Un ex funcionario del área de comunicación de la PGR cuenta en la revista nexos cómo es que se dio el “destape” del subcomandante Marcos, otro reconocido intelectual cuenta con lujo de detalle lo que pasó en 1994 en torno a la selección del candidato “oficial” y la muerte de Colosio, ahora un ex funcionario de la DEA asegura saber con certeza todo lo relacionado con la forma en que el Chapo financió campañas políticas. La pregunta es, ¿por qué no lo dijeron en su momento, cuando se podía sancionar a los culpables o tomar cartas en el asunto? Quizás mero protagonismo intelectual.
Esperemos que quienes saben del asunto del Chapo no esperen tanto para decirlo todo, si es que saben algo. Por lo pronto, en tanto esperamos a saber las verdades (que no la verdad, pues verdades hay muchas), veamos la forma de mejorar nuestra vida cotidiana, nuestro quehacer diario, y de encontrar causes que permitan no sólo manifestar nuestra cotidiana inconformidad, sino solucionarla. Y me refiero a los hechos que día a día nos incomodan como ciudadanos: nuestro sueldo que no alcanza, el desempleo, la inseguridad en las colonias (y aquí hay que diferenciarla del narco y de los secuestradores, me refiero a la inseguridad que vive el ciudadano de a pie, que cuida su pequeño patrimonio de los maleantes prácticamente solo porque las autoridades policiacas andan buscando a los “grandes”), la prepotencia de los empresarios y las autoridades, el nulo interés que tienen muchas autoridades municipales en la cultura y la recreación (aún cuando hay espacios y artistas dispuestos), esperar media hora en la noche de un sábado a pasar el retén anti borrachos porque no hay personal de tránsito suficiente para agilizar tan “importante” acción, que las autoridades nacionales de la cultura y en especial del cine sigan apoyando proyectos “televisa” de películas de pésima calidad que solo alejan cada día más a la población del acceso a una programación de calidad cultural; en fin, lo del Chapo pongámoslo en su justa dimensión y unámonos para resolver lo que sí podríamos resolver todos, juntos, unidos en nuestra diversidad.