RIO DE JANEIRO.- Una pelea entre pandillas rivales dejó ayer al menos 10 reclusos muertos en una prisión del Norte de Brasil, de acuerdo a reportes de prensa, el más reciente episodio en una serie de masacres en las penitenciarías del país. Tres de las víctimas fueron decapitadas.
Una revuelta estalló por la tarde en la Penitenciaría Alcacuz en el Estado de Río Grande do Norte tras el enfrentamiento entre pandillas, durante el cual invadieron las celdas de sus rivales.
Zemilton Silva, coordinador del sistema carcelario, señaló: “Pudimos ver las cabezas arrancadas de tres internos”. La Policía rodeó la cárcel y bloqueó las salidas, pero esperaba a que amaneciera para ingresar debido a que los reclusos están fuera de sus celdas y armados.
La última rebelión en la prisión de Alcacuz ocurrió en noviembre de 2015, cuando se descubrió un túnel en uno de los pabellones.
La reciente ola de violencia penitenciaria en Brasil comenzó entre el 1 y el 2 de enero, cuando 56 internos fueron asesinados en el estado de Amazonas, en el Norte del País.
Las autoridades señalaron que la pandilla Familia del Norte fue tras miembros de la organización delictiva más poderosa de Brasil, la Primera Orden, en un enfrentamiento por el control de las rutas del narcotráfico en los estados del norte.
Posteriormente, el 6 de enero 33 reos fueron asesinados en el vecino estado de Roraima, en un incidente en el que a muchas víctimas les sacaron el corazón y los intestinos.
Los expertos afirman que la Primera Orden, conocida por el acrónimo en portugués PCC, ha sacado provecho del hacinamiento y las condiciones míseras de las penitenciarías de Brasil para expandir su alcance a través del sistema carcelario nacional.
