AGENCIA
Nacional.- En el marco del Día Mundial del Agua, se hace evidente la urgencia de abordar la alarmante situación de los acuíferos en México, que constituyen la principal fuente de agua para los hogares en el país. Datos recientes revelan que estos acuíferos se encuentran en números rojos debido a la combinación de sequías y un consumo indiscriminado.
Según cifras de autoridades ambientales y la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la sobreexplotación de los acuíferos ha alcanzado niveles alarmantes. Mientras que en 1975 había 32 acuíferos en esta condición, para el año pasado este número aumentó drásticamente a 114, representando un incremento del 256 por ciento (%).
Una preocupación adicional es que casi la mitad de los acuíferos del país están en déficit, ya que el agua disponible está comprometida para cubrir las concesiones otorgadas por el gobierno, sin un volumen de recarga suficiente para compensar la extracción.
El impacto de esta situación se siente directamente en el suministro de agua para la población, ya que cerca del 60% de los acuíferos abastecen el consumo público. Mientras tanto, casi el 65% del agua superficial se destina a la agricultura, lo que subraya la amenaza que representa la sobreexplotación de estos recursos para el consumo humano.
Rubén Gregorio Muñoz Álvarez, presidente de la Comisión de Recursos Hidráulicos de la Cámara de Diputados, describe esta crisis como una “metástasis hídrica”, señalando que afecta a todas las regiones y usos del agua en el país.
Para abordar esta emergencia, se requiere una respuesta integral que incluya la realización de estudios sobre la disponibilidad de aguas subterráneas, la búsqueda de nuevas fuentes de abastecimiento y la revisión de la situación de los distritos agrícolas y las plantas de tratamiento de aguas residuales.
Miguel Salas, integrante del Consejo Consultivo del Agua en Durango, subraya la importancia de evitar la extracción excesiva de agua y aprovechar las fuentes superficiales como una forma efectiva de recargar los acuíferos.
La crisis de los acuíferos en México no es solo una preocupación ambiental, sino una amenaza directa para el bienestar y la seguridad de la población. Urge tomar medidas concretas y coordinadas para garantizar la disponibilidad de agua para las generaciones futuras.