AGENCIA
Los Ángeles.- La fiscalía del estado de Greenville, Carolina del Sur, dio a conocer que el restaurante Los Primos era solamente una fachada para distribución de droga; lugar a donde iba a comer en familia Mauricio Ramos.
“Su comida era muy buena y daba gusto ir a comer con la familia”, dijo Ramos en entrevista. “Poco a poco vimos que iba teniendo tráileres para vender tacos de manera informal”.
Este emigrante lamenta que estén en la mira de la Fiscalía local, que los estén investigando y que hubieran decomisado varios kilos de metanfetamina, cocaína y heroína; que haya acusaciones contra 34 personas, 124 cargos y hasta que la investigación para atraparlos tenga un nombre que estigmatiza a la comunidad mexicana: “Los Banditos”.
“Siempre nos ponen como una mafia y habría que ver hasta qué punto los cárteles de México presionan a los negocios para que colaboren”.
El Fiscal General de Carolina del Sur, Alan Wilson, anunció a mediados de mayo que el tráfico de estupefacientes contó con la aprobación, favilidad y dirección de los dueños del restaurante Los Primos, pero no se dieron más detalles.
“La conspiración ha representado más de mil kilogramos de metanfetamina, 100 kilogramos de cocaína y 2 kilogramos de heroína traficadas en todo el estado de Carolina del Sur”.
De ese modo el restaurante principal en Greenville serviría como centro regional de almacenamiento y distribución de droga para los cárteles mexicanos..
MÁS CASOS
Al uso de restaurantes mexicanos como bodegas se suman otros tipos de estrategias de los cárteles. Kieran Beer, analista jefe de la Asociación de Especialistas Certificados en Antilavado de Dinero explica que “los restaurantes son una forma clásica de mover dinero” por el uso de efectivo.
“Casi cualquier negocio que requiera mucho efectivo puede usarse para lavar dinero (lavanderías, concesionarios de autos usados, servicios de taxi), pero los restaurantes tienden a aparecer cada vez más frecuentemente como lavadores de dinero”.
Hace dos años, una denuncia federal dio cuenta pública del caso de una empresa de distribución de alimentos de Colorado Springs y seis restaurantes mexicanos locales vinculados al Cártel de Sinaloa, en ese tiempo aún dirigido por Joaquín “El Chapo” Guzmán-Lorea e Ismael “El Mayo” Zambada-García.
Los agentes documentaron que José Aguilar Martínez, dueño del restaurante El Potosino Foods, sin registro oficial, tenía “contacto significativo” con presuntos distribuidores de cocaína en la ciudad.
En la fachada, los restaurantes comprarían comida de El Potosino y aceptarían facturas por artículos que no ordenaron ni recibieron pero se pagaron con cheques.
Al uso de restaurantes mexicanos como bodegas se suman otros tipos de estrategias de los cárteles.
Las autoridades también informaron que El Potosino no era un negocio registrado, su sitio web era inactivo y que no tenían vínculos con ningún otro distribuidor mayorista de alimentos en Colorado Springs. “No se sabía nada del negocio entre los conocedores de la industria”.
Al dueño de El Potosino se le incautaron más de 1.5 millones de dólares de 15 cuentas bancarias y dos cajas de seguridad de los restaurantes Taco Star y los Albertacos así como Rodolfo’s Mexican Grill en Cheyenne, Wyoming, donde comenzó la investigación con la compra sospechosa de un vehículo.